Percy Vilchez Vela

En el alto trono del municipio de Maynas, en las poltronas del poder edil, don Francisco Sanjurjo decidió, a solas y con la asistencia de sus partidarios, no hacer nada por nadie. Para él era una derrota no haber ganado aplastantemente y le producía molestia el hecho de haberse impuesto por unos cuantos votos. De tal manera que no valía hacer nada a favor de gentes que no sabían votar. Así fue como desde el primer día el flamante alcalde decidió tirarse a la pera. En esas horas vacías,  donde no atendía a nadie, ni daba ninguna orden, ni firmaba ningún  papel, se le ocurrió entonces dedicarse a cantar con sentimiento, Fue así como apareció en la ciudad la fama del alcalde cantor. No cualquier cantor sino un cantante de armas tomar que instaló en cada calle un karaoke para dar rienda suelta a su pasión por el can to.

Mientras en la ciudad iban y venían las protestas ante ese alcalde que no hacía nada a favor del nadie, el señor Francisco Sanjurjo,  de la noche a la mañana, recorría los variados karaokes cantando cumbias, huaynos, valses, rancheras, pasillos, boleros y baladas.  Luego de recibir el aplauso del respetable que se emocionada al ver a un alcalde dedicado al canto, el citado pasaba el sombrero recogiendo monedas que luego metía en su cuenta de ahorro. Las cosas no podían seguir así y fueron los regidores de la oposición los que quisieron vacar a tan peculiar alcalde. Para ello pidieron el apoyo de la población que entonces pareció despertar de un sueño melómanmo. Fue así como don Francisco Sanjurjo fue sacado de la alcaldía de Maynas.

El tiempo ha pasado desde esa época y hoy por hoy es frecuente encontrar al ex alcalde cantando por las calles, entrando a los bares a ofrecer gangas de canciones a cambio de unas monedas.  En sus presentaciones públicas el popular cantante viste un uniforme de mariachi ya que solo canta rancheras mexicanas que aprendió en sus buenos tiempos. La población en su conjunto rinde pleitesía a ese hombre que un buen día decidió no hacer nada por nadie debido a que los electores le regatearon sus votos.