Por Jorge Rochabrunt Gamarra

¿Un actor no puede ser ministro de cultura? ¿Por qué? Seguramente cualquiera no, eso es cierto. Podemos mencionar muchos otros nombres de actores, actrices, músicos, pintores, escritores, escultores, poetas, bailarines y sopranos que podrían tranquilamente también asumir el cargo de ministro de Cultura. Pero este gobierno ha elegido a uno de entre todos ellos: Salvador del Solar. Y la verdad no es cualquier actor. Pero no me voy a detener en analizar y dar cuenta de sus honores y cualidades. Eso que lo haga su oficina de imagen o el mismo.

El tema de fondo es ¿Quién debería ser ministro de Cultura? ¿Hay un mérito específico muy especial que defina quién puede y quién no ser un ministro de Cultura? Por favor, ni siquiera los que estamos opinando sobre esto tenemos una común, oficial, meridiana y clara definición de qué es cultura y qué sentido tiene la cultura sin que se contrapongan visiones ideológicas, políticas y hasta económicas; si la cultura es algo singular o un concepto plural; si la cultura es diversidad entonces quién define la prioridad de la cultura o de las culturas; si tenemos una cultura oficial y otra informal; si la cultura es elitista o es popular. Si es de izquierda, de derecha, de centro o es apolítica. Y entonces, ¿Quién y qué profesional encaja en dicho cargo? ¿Un antropólogo? ¿Un comunicador? ¿Un periodista? ¿Un cocinero gourmet? ¿Un filósofo? ¿Un abogado? ¿Un productor de cine? ¿Un político tal vez? ¿Varios o todos a la vez?

¿La cultura es un producto humano transversal a todo en la vida? ¿Es una especialidad? ¿La economía es un producto cultural? ¿Lo es la política? Al final, lo único real, concreto es que hay agendas concretas y barreras concretas que derribar desde ese sector, temas pendientes, decisiones de política pública esperando resoluciones. Eso es lo que importa.

La Constitución Política del Estado define claramente quién puede y no puede ser Presidente de la República, ministro de Estado, presidente del Consejo de Ministros, igual que los congresistas de la República y alcaldes. Prácticamente cualquiera, o prácticamente, cualquiera que cumpla los sencillos requisitos que establece la carta magna y que sobre todo, tenga condiciones inherentes para desempeñar el cargo de autoridad política que es ser ministro y eso lo definen el Premier y el Presidente.

Lo importante al final es quiénes acompañan a ese ministro en la cartera: los viceministros, los directores, los jefes; y más importante aún: cuál es el plan que debe impulsar, qué políticas proponer y con qué presupuesto ejecutarlas. En conclusión, el qué se define también por el cómo, el cuánto, el quiénes y el para qué.

Personalmente creo que los ministros son autoridades políticas que pasan por la función pública pero no son funcionarios públicos de carrera, no acceden al cargo por meritocracia en tanto experiencia de gestión pública. Es mi opinión personal (pueden hacerme leña si lo creen) que un ministro debe tener: 1) conocimiento del tema; 2) Cualidades morales y éticas indiscutibles (no ser choro y no necesitar ser choro); 3) capacidad de decisión y liderazgo; 4) capacidad de comunicación y manejo de reputación e identidad 5) capacidad de negociación; 6) experiencia profesional y de vida en la temática relacionada a nivel internacional y nacional; 7) Estudios superiores con sólida formación académica nacional e internacional; 8) de ser posible, experiencia política (que no es lo mismo que experiencia pública).

Dejémonos de rollos, de ser los peruanos que todo criticamos, todo jodemos, que nada nos parece bien. Necesitamos que este gobierno gobierne bien y rápido. Si Salvador del Solar es el indicado que siga adelante; de lo contrario, que deje el puesto y la patria se lo demande (Eso sí que todos sabemos hacerlo muy bien).