Hace 25 años caminamos desde el distrito de Alto Selva Alegre hasta el santuario de Chapi en el distrito de Polobaya, casi 70 kilómetros de camino agreste y desértico en medio de la noche fría, congelada. Por esas fechas casi todos los que pertenecíamos a un grupo católico de barrio prometimos gestionar con nuestro esfuerzo la salud de un amigo que había caído en desgracia por esas fechas. Entre palomilladas y algo de fe, decidimos, sin saber las penurias que pasaríamos, caminar en un peregrinaje que hasta hoy se realiza.

Una de las cosas que me sorprendió entonces era una larga fila de luces en medio de la noche. ¡Cómo se desplazaban entre los cerros! como si se tratase de una fila de linternas que caminaban solas. Todos los años, desde entonces y hasta ahora, se buscaba la publicación de noticias de desaparecidos de accidentados, como si la fe necesitaría sangre para poder apagar el fuego de los “Apus” o si la virgen, si no acudías con devoción, te castigaba severamente.

Desde entonces, la Virgen era uno de los mayores capitales políticos que tiene la región. Con los años un ateo confeso como Juan Manuel Guillen vio esta perita en dulce e inició la construcción de la carretera asfaltada a pesar que tenía observaciones por el Ministerio de Transportes por el flujo hacia el santuario. Esta práctica de hacer obras sin pensar en las cuestiones técnicas, fue también una herencia fujimorista.

Todas las autoridades desde entonces tienen en sus despachos algo de la virgen de Chapi. Se hicieron réplicas en varias Iglesias y de cuándo en cuándo se hace pasear a la “original” por las calles de la ciudad para el beneplácito de los fieles que ahora son legión. He vuelto a ir al santuario para observar lo que se está terminando ahora. Una enorme iglesia que ha generado más de 20 millones que esta gestión regional ha invertido con el propósito (dicen) de convertirlo en atractivo turístico pues una inversión dirigida hacia una fe determinada podría tener una observación legal, pero ¿qué autoridad local o nacional puede observar algo que adormece a la gente?

Esos penitentes se han quintuplicado, los pasajes también, las playas de estacionamiento han abundado, los restaurantes, las explanadas de 5, 6 y 15 mil personas han aparecido y todo lo que se respira en ese santuario es devoción y plata. La Fe, como no podría ser de otra manera en una sociedad conservadora, se ha trasladado de generación en generación. La “mamita de Chapi” como se le conoce se ha convertido en un imán y los políticos lo saben, por eso, hablar, de ella, asistir donde ella, colgar algo de ella, es obligatorio si quieres ganar en estas elecciones.

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