El título de esta crónica presta a un libro publicado por una periodista española donde recopila las opiniones de los viajeros extranjeros sobre España, donde se recoge sentimientos cruzados sobre el reino, y ella, Ana Cañil, ingeniosamente, ha titulado la antología como «Los amantes extranjeros, llegando a concluir que España no es un país de mierda como muchos de sus coterráneos creen. Cañil compila opiniones de los guiris sobre este lado de la península ibérica, como cariñosamente, se les llama a los extranjeros, preferentemente, los caras pálidas. No creo que un extranjero turista negro le llamen guiri, al igual que a cualquier sudaca. Bueno, veo que me enrollo en el bucle identitario que luego no sabremos cómo salir. Pero, la idea de los amantes extranjeros me parece interesante para introducir en la floresta, con especial dedicación y llevando agua para mi molino, para Iquitos o Isla Grande. Es una de las ciudades en la floresta que ha sido el descanso para el viajero que ha proferido variadas opiniones sobre la citta. Como en la viña del señor, hay de todo y para todos los gustos. Recuerdo que hace unos días envié por watsap la opinión de Roger Casement sobre a cidade a unas amigas y amigos, lo comentaba en «El diario del Amazonas». Hubo opiniones desde el súbito rechazo a lo que dijo este comisionado irlandés hasta que lo apostillado era una verdad vigente. En todo caso, cualquier opinión sobre la ciudad, me parece, que debe servirnos para mejorar o enderezar sí algo estamos haciendo mal. Es como un espejo que nos refleja algunos aspectos de lo que somos, a pesar y resignación, de las arruguillas que aparecen del paso del tiempo. Pero muchas personas, lo primero que hicieron fue reaccionar ante lo que dijo Casement, como Will Smith (macho de pelo en pecho) en la ceremonia del último premio de los Oscar, con un sopapo estéril, sobre el visitante que no nos lleva a ninguna parte. Aquí las opiniones sobre uno de estos amantes extranjeros, Roger Casement, sobre la isla:

«La verdad es que en Iquitos no hay ningún hombre honesto y sincero ni en el servicio público y comercial: son todos mentirosos, si no algo peor».

Seguidamente, acotaba:

«Un viaje a una aldea de la selva es mucho mejor y verdaderamente más civilizado que todo lo que he visto en Iquitos».

La discusión está servida, claro está, para mejorar la ciudad y sus habitantes.

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