ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
¿Jesús, maestro, dime tú, están permitidas las protestas en la Plaza de Armas y prohibidas las fiestas en algún barrio de Belén? ¿Señor, debemos condenar, selectivamente, a los que creen que carnaval manda y nadie demanda, y debemos hacernos de la vista gorda ante esos buitres de la política que se han reunido en la Plaza de Armas, para pedir que una autoridad se vaya, cuando los que deben irse son ellos? ¿Maestro, explícame cómo esos zánganos del Sutep que, unas veces están en el Frente Patriótico y otras veces vuelven al Sutep para seguir siendo los mismos tienen hoy la desfachatez de pedir que se vayan todos para que ellos se queden? ¿Salvador, guíame para no morir en el intento de explicarme que primero es la humanidad, luego la política? ¿Mesías, deletréame para comprender cómo es que unos luchan tanto para llegar al poder y cuando ya lo tienen se descarrilan por los ríos interminables del mercantilismo? ¿Cuándo la Policía es mala? ¿Cuándo es buena? ¿Cuándo las protestas son permitidas? ¿Cuándo prohibidas? ¿Cuándo la depredación produce miopía y cuando el cacao es prioridad? ¿Cuándo la donación es filantropía? ¿Cuándo está mezclada de herejía? Explíqueme, usted, que dicen que quita los pecados del mundo y tendrá piedad de nosotros.

Lanzo estas preguntas porque alguien, desde la Superioridad, tiene que ayudarnos a explicar tanta miseria humana. ¿O es que ya nos hemos deshumanizado y tenemos que acostumbrarnos a convivir con la muerte? ¿Tenemos que estar habituados a los obituarios mientras nos peleamos por lamentarnos por las consecuencias sin reparar en las causas? ¿Debemos resignarnos a mirar hipócritamente a quienes han hecho de esta crisis una oportunidad para la opulencia? ¿Dónde que quedó el amor? ¿Dónde se acumuló el odio? ¿Hemos sido invadidos por aquellos que han hecho una opción de vida eso de salvo el poder/odio el resto es ilusión? ¿Nuestra miseria humana nos impide comprender que primero salvemos a la humanidad y luego nos enfrentamos? ¿Dónde ha quedado esa capacidad para escoger entre lo bueno y lo malo? ¿O es que debemos ir a los zoológicos para entender a los humanos? ¿En qué momento hemos desarrollados esa capacidad destructiva de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la tremenda viga en el propio?

Alguien, sin desconocer el pasado, deberá aclararnos sobre el futuro. No cesaremos en la búsqueda de explicaciones coherentes en medio de esta pandemia. Alguien tendrá que orientarnos de la manera más didáctica para encontrar el camino que este virus nos ha revelado. Alguien deberá gritar que la vida está primero. Que la humanidad debe prevalecer. Que en nombre de Dios no se cometen crímenes, que en tu nombre no se puede ser codicioso. Que en la mañana no se puede militar en un club de beneficencia y en las tardes apuntar con el sable en una asociación de usureras mezcladas con sacavuelteras. Que no se puede arrendar un convento y un burdel en la misma vida. Que no se puede ser tan buitre para ahogarse en monedas cuando la gente se ahoga por falta de oxígeno. Que no podemos continuar en esta carrera donde quien discrepa de nuestras ideas se convierte en sujeto de ataques llenos de ruindad.

Hemos perdido la capacidad de enmienda. También de autocontrol. Y falta aún que termine esta pandemia. Ojalá que no sea demasiado tarde y en este “sálvese quien pueda” haya un Salvador que todo lo pueda.

1 COMENTARIO

  1. Mi querido Jaime Valcárcel, nadie te va a aclarar sobre el futuro y lo que vive la humanidad en su conjunto, estes donde estes, con esta pandemia. Debemos entender que al fin y al cabo somos animales, que hemos evolucionado por que en algún momento adquirimos la capacidad cognitiva que nos hizo entes pensantes, pero que nuestros instintos afloran en situaciones drásticas como esta, que vivimos en todo el mundo. Debemos educarnos mas y educar a las generaciones jóvenes, a entender el verdadero significado de nuestras actitudes. La ciencia ha avanzado mucho en este siglo que aun empieza, el ADN nos ilustra cada vez mas, para conocernos a si mismos. Te recomiendo que como comunicador que eres, leas uno de los libros frescos (2019) sobre este tema. Who we are and how we got here, de David Reich.

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