La realidad loretana parecía desvanecida frente al gran espectáculo de  torturas y crímenes que se perpetuaban en los años de 1900, cuando después de siete años recién se sabía que se estaba matando, esclavizando y vejando indios de distintos pueblos originarios por la brutal labor de la extracción del caucho para la empresa de Julio C. Arana. Una realidad desvanecida por la sangre que entonces se estaba derramando y que los implicados no podían callar por que la conciencia de la palabra había despertado y esto se supo cuando apareció la prensa comprometida en contra de los crímenes del Putumayo, ya por los años de 1907.

A pesar que la imagen de Arana expedía síntomas de inmortalidad y de poderío, hubo mucha conciencia para enfrentarse contra el poder que había conseguido. Pocos fueron los que se sentaron a comentar los crímenes como parte del progreso y felicitarle a Julio C. Arana por eso, más lo que hubo fueron portadas, innumerables reportajes y artículos de la prensa europea, americana, nacional, local y del resto del mundo pronunciándose respecto a una latitud de crímenes que se sentía en pleno siglo moderno. Fue El Comercio y La Prensa, los periódicos más importante de la época en la capital del Perú, los que mostraban reproducciones de artículos publicados en diarios del exterior como los periódicos: The World, Herald, estos de los Estados Unidos;  The Daily News, Time y Observer, estos tres de Londres.

En lo local, el primero bisemanario que se atrevió hacer la denuncia formal, antes que en todo el mundo se sepa, fue La sanción y  La Felpa, en 1909, ambas publicaron las denuncias hecha por la conciencia de Benjamín Saldaña Rocca, atestados que habían ocasionado que el resto del mundo se interese por el tema, tanto que dos cónsules, el de EE. UU y de  Gran Bretaña, hayan decido visitar las instalaciones de la Chorrera y otros afluentes para verificar lo que estaba sucediendo.

El Oriente, el 19 de Noviembre de 1911, logra publicar una entrevista al Cónsul inglés Michell en su llegada  a la ciudad de Iquitos junto a Carlos Rey de Castro y Stuart Fuller (ambos también cónsules), y logra presentar las primeras declaraciones, duras por supuesto, en contra de los supuestos crímenes que tenía escenario en el Putumayo. Siendo este acontecimiento que dio que decir en la prensa local, nacional e internacional por todo el año de 1912. A eso también se sumaba las revistas Variedades e Ilustraciones Peruanas que con mucho tino y arte supieron publicar todo los acontecimientos sucedidos y novedosos, con reportajes incomodos, por supuesto, para la prensa que Arana contrataba (El Heraldo de Iquitos, 1912) y que no podía demostrar el patriotismo de Arana y su buena obra civilizadora en favor de los indígenas como lo querían demostrar con fotos fraguadas.

 Escrito por: Gerald  Rodríguez. N