Indulto
ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
El expresidente Alberto Fujimori no tiene ganas de vivir. Eso es lo que ha dicho Alejandro Aguinaga, médico de cabecera, correligionario y uno de los más enterados sobre la salud de quien gobernó nuestro país cerca de once años. Una encuesta divulgada hace algunos días muestra que la mayoría de peruanos aprueban el indulto hacia Fujimori. Sin embargo, hace algunas semanas el congresista de la izquierda peruana, Javier Diez Canseco, ha dicho que el expresidente debería permanecer en prisión y hasta podría “podrirse” en la DIROES.
No hay duda que el debate sobre la culpabilidad de Fujimori ha sido desplazado por el de su salud. Y, también, no hay duda que los fujimoristas no desean el indulto sino exigen que se le declare inocente de todos los cargos por los que purga condena. Pero en estas circunstancias ¿acaso importa que su excarcelación sea por una u otra modalidad? Claro que no.
La salud de Fujimori se ha deteriorado en los últimos meses. Su rostro y cuerpo no son los mismos. Y es un gesto no solo humano sino de justicia que sus últimos días lo pase rodeado de los suyos. De comprobarse que sufre una enfermedad terrible el propio Mario Vargas Llosa se ha pronunciado por el indulto. Y lo ha hecho quien ha dicho que los condenados por delitos de lesa humanidad no tienen ni siquiera que pedir beneficios. Y es verdad, claro, porque hay que colocarse en el pellejo de quienes están convencidos que sus familiares han desaparecido por órdenes del expresidente. Hay que solidarizarse con ellos, también.
Como añadiendo polémica al tema la mañana de ayer el expresidente Alan García ha dicho en RPP que “cada día que pasa Alberto Fujimori tiene más años y evidentemente su situación, según las fotos que se ven…me duele personalmente, es una tragedia. Siempre he creído en la justicia, pero no creo en la crueldad ni en el ensañamiento con el que está vencido y que no tiene mayor futuro”. Muchos dirán que lo hace por cálculo político y pensando en las siguientes elecciones. Puede ser. Pero sus palabras encierran no sólo una gran verdad sino una solidaridad a veces impropia en los políticos.
En estos momentos deberíamos imitar lo que yo llamo “el ejemplo Mandela”, quien con más de dos décadas injustas en prisión perdonó a sus opositores y miró hacia adelante. Y vaya que la crueldad sufrida y el ensañamiento padecido por el líder africano son incomparables con cualquier caso sudamericano.
Ya sea apelando al perdón o la misericordia el excarcelamiento de Alberto Fujimori tendrá que darse por estos días. Porque el contraste de ver a la lideresa del MRTA, Lori Berenson, llegando al aeropuerto norteamericano y la voz entrecortada de quien lideró el combate a los grupos terroristas tiene que provocar una seria reflexión entre quienes padecimos las consecuencias de esa guerra, ya sea en el lado de los alzados en armas como de quienes quisieron desterrarlo.
Totalmente de acuerdo con la persona que opina de que no solo el caso Fujimori, debe verse desde el punto de vista humano, cuando se habla del indulto, asi como él, o peor que él dicen que hay presos en diversas cárceles del país, esos también deben ser vistos por igual. En estos casos, se debe medir con la misma vara, no clasificar, por quien fue presidente y porque los otros son personas comúnes y corrientes, todos tienen los mismos derechos si van a tratar del indulto de Fujimori, pues también con aquellos presos que sufren de enfermedades terminales. No les parece?. Claro quien sabe estoy pidiendo algo que es imposible en Perú.
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