Con quién le contesto a Tavo

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Tavo se ha permitido discrepar conmigo. Aunque, en honor a la verdad, yo le permití discrepar en las páginas de este diario. Y sólo quienes frecuentan mis conversaciones saben cómo me encanta la discrepancia y sumergirme en mis no pocas contradicciones. Y es la felicidad que nos envuelve en esta sutil discrepancia de forma, no de fondo. Y es que Tavo es un amante de la lectura en sus ratos libres y libertarios. Y lo hace porque de tanto rato libre se ha convertido en un amante pervertido, de la lectura se entiende. Y a quien ama la lectura, nobleza obliga, solo se puede responder con autores. Pero ahí viene otro tremendo problema.

Porque –contrariamente a todas las corrientes- Tavo considera que no hay nada mejor en la poética de su universo que los versos de Benedetti. Que no hay nada más estético que las licencias idiomáticas de Gabriel García Márquez –con excepción de “El general en su laberinto”- y que más allá de sus putas tristes o sus años de soledad está como obra cumbre “El amor en los tiempos del cólera”.

Yo no me atrevo a afirmar si Tavo es tan buen amante de la literatura por su apego al poeta uruguayo o su idolatría al novelista colombiano. Lo que sí sé es que sus escritos de toda la vida tienen la cadencia sintáctica que solo la lectura trae como consecuencia. Solo alguien que lee poesía puede escribir como lo hace Tavo. Y leyendo poesía o releyendo a Gabo el buen Tavo es inmensamente feliz.

Cuando se acaba de cumplir 112 años del nacimiento del escritor argentino más lúcido que ha parido esas pampas, su viuda María Kodama ha dicho que “Borges murió feliz porque finalmente encontró el amor”. Con esta frase respondo a mi primo-hermano (en todo el sentido de la palabra) Tavo. Porque no importa si uno muere mañana o pasado, pues lo que importa es que uno encontró el amor que es el ingrediente inseparable de la felicidad. Por eso he querido contestarle con Borges. No con Benedetti. Menos con Gabo. Porque sonaría reiterativo. Y todos ellos, y los demás como Calvo –entre los nuestros- o Vargas Llosa o Vallejo, o Martín Adán, o Manuel Scorza, o Gustavo Valcárcel, o César Vallejo no es que buscaran la felicidad sino que con ella nos hicieron felices a través de sus palabras. Primero fueron felices, después escribieron. Y si intentamos conchudamente de seguir esos pasos es porque primero somos felices, después escribimos. Tanto rollo para concluir que los dos somos felices y que las aseveraciones de Mandela no es que nos separen sino que nos juntan. Aunque decirlo sea, también, otro atrevimiento.

3 COMENTARIOS

  1. LA FELICIDAD NO DEPENDE DE NADIE, UNO ES FELIZ DESDE EL MOMENTO Q NACES, ERES FELIZ CUANDO ESTUDIAS Y APRUEBAS LOS CURSOS, ERES FELIZ CUANDO RECIBES UN TITULO DE GRADO, ERES FELIZ CUANDO VIAJAS, ERES FELIZ CUANDO ESTAS EN EL CAMPO Y VEES LAS MARIPOSAS, ERES FELIZ CUANDO PESCAS, ERES FELIZ CUANDO NACEN TUS HIJOS, ETC., CON TODO ESTOS EJEMPLOS, ERES FELIZ PORQUE TU QUIERES SER FELIZ.

  2. Joder, lo que se escribe cuando los años nos vienen encima. Lo que me queda claro es que ambos (Tavo y Jaimito) tienen tiempo de sobra para escribir sus lineas y discrepar amenamente…. Bien por ellos…. ya quisiera….

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