ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

mail: vasquezj2@hotmail.com

Quienes desean convertirse en candidatos al Congreso deberían revisar la historia reciente y comprobarán que para erigirse como legisladores tienen que poseer recursos económicos propios y ajenos y colgarse de una agrupación cuyas preferencias nacionales no bajen del tercer lugar en la intención de voto Presidencial. Así de difícil o simple, según el cristal con que se mire. Y para ello cualquier político tiene que prescindir de lealtades y dejarse llevar por la corriente electoral que más le convenga. Para no hablar de oportunismos mejor diremos que se trata de sentido de la oportunidad que cualquier político debe mostrar si quiere tener la condición de tal.

Desde que se reinició la democracia en 1980 ha sido así. Acción Popular pudo colocar cinco diputados de los siete que le correspondía a Loreto porque la población peruana –y la loretana con más entusiasmo por aquello que “Belaunde hizo la marginal de la Selva”- creyó que respaldando al arquitecto se reiniciaría el camino al desarrollo. Ya en 1985 tres apristas llegaron a la Cámara de Diputados porque todo el Perú –y Loreto en ello- creía que dando el poder a un joven de apenas 36 años se acabarían los problemas cuando cinco años de gobierno de Alan García nos llevaron al abismo. Así podríamos continuar con la relación de elegidos que tuvieron que colgarse de los grupos nacionales para lograr una representación regional. Robinson Rivadeneyra nunca hubiera llegado al Congreso de la República si es que Fuerza Loretana no se aliaba a Perú Posible que en el 2001 era una avalancha con Alejandro Toledo como candidato. Así fue elegido Jorge Chávez Sibina del brazo de Alberto Andrade, primero y Alejandro Toledo después. Luego ambos de los nombrados pretendieron continuar en el Congreso como candidatos de agrupaciones que no contaban con la preferencia nacional y perdieron estrepitosamente.

Sirva este apretado y arbitrario recuerdo para concluir que más allá de las cualidades personales y políticas de los candidatos lo que todos tienen que buscar es alianzas con grupos nacionales que tienen las preferencias electorales presidenciales. Pocos lo han comprendido así. Por ello los más lúcidos ya se coquetean con los dirigentes nacionales del APRA, PPK, Fuerza Popular, quienes serán finalmente los que decidan qué personaje tentará representarnos en el próximo Congreso de la República. Así que los aspirantes tienen que juntar dinero propio y ajeno y colgarse de un grupo nacional. Y, ojo, las elecciones regionales y municipales del año pasado no con referentes para intuir resultados del 2016, aunque sí para que los líderes regionales acuerden alianzas.