Vito Berlusconi

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Si el período de Silvio se interrumpe en Italia podemos, entonces, interrumpir las notas de viaje que desde hace algunos días envío, para referirnos a la situación italiana que por el momento se torna más incierta que la de sus socios –con excepción de Grecia- de la Unión Europea.

Un italiano de pie en Milán nos afirma que Silvio Berlusconi ha hecho más daño que Benito Mussolini. Ya es decir bastante. Otro ciudadano en la calle nos reafirma que la experiencia del hasta ahora Primer Ministro es mucho peor que la de don Vito Corleone, ese personaje mafioso creado por Mario Puzo y que seguramente todos vimos representado en “El Padrino” por Marlon Brando. Puede parecer una exageración. Pero eso es lo que dicen, con algunos matices, los italianos en los trenes y estaciones de transporte. Y, claro, los que defienden al líder del Partido el Pueblo de la Libertad solo atinan a decir –he escuchado por lo menos a una mujer explicar con vehemencia esta (anti)tesis- que el gran problema de Italia es que nadie tomará mejores decisiones que el también dueño de AC Milán, uno de los equipos de fútbol más populares.

Luego de conocerse la intención de dejar la Presidencia del Consejo de Ministros hay quienes ya quieren adelantar el texto de un obituario y publican antologías de la vida de quien se ha caracterizado por sus frases bufonescas en cuanto foro internacional ha participado. Y más que sus frases, sus miradas pendencieras hacia los traseros de sus colegas de otros países. Pero hay quienes dudan que se vaya tan fácil del gobierno porque tiene que dejar las cosas arregladas a su imagen y semejanza. Pero más allá de las dudas que siembra entre los pobladores hay cifras irrefutables. Siendo hijo de un empleado bancario de mando medio ingresó al mundo de la industria de la construcción y de ahí comenzó su ascenso financiero, su despegue político que, como en otras ciudades grandes y pequeñas del planeta, fue de la mano del desarrollo empresarial. Pero más allá de su reconocido olfato para los negocios –fue el primero en instalar la televisión comercial, desde donde logró despojar a la monopólica RAI y posesionarse a nivel nacional- lo que ningún italiano se explica es cómo ha podido aumentar su fortuna de 1,500 millones a 7,500 millones de euros en menos de dos décadas y esto sea un misterio aún por descubrir inclusive después que se aleje del gobierno.

Y,-qué parecidas son las historias en todas partes del mundo, bah- hoy los parlamentarios que antes le apoyaban le dieron la espalda –una congresista ha llegado a decir que admira a Silvio pero ya no puede aprobar lo que pide- ante el pedido de aprobación del presupuesto que fue el estallido de estos días que provocó todo lo que se vive en las últimas horas. ¿Cómo terminará esto? Presumimos que como siempre. Antes de Berlusconi sacaron antes de tiempo al Primer Ministro. Después de Berlusconi sacarán antes de tiempo a quien sea su sucesor. Porque los italianos, como el resto de Europa, pueden engendrar en sus tierras grandes pensadores pero también aplauden, recluyen y hasta matan a quienes los gobiernan. Quizás por eso Mussolini no es que sea una figura del pasado sino que cada cierto tiempo se reencarna en Silvio, Vito, Benito o cualquier mañoso que aparezca como generación espontánea de una clase política que necesita de personajes así para reciclarse.