Qué debatimos

Qué debatimos

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Mientras se anunciaba la elevación de la temperatura en las playas de Lima un programa televisivo presentaba al promotor de la revocatoria de Susana Villarán iniciando la recolección de firmas con ese (des)propósito. En la teoría y en la práctica. No porque se avale a la alcaldesa –pues de hecho que no ha cubierto la expectativa de los limeños en el primer año de su gestión- sino porque este instrumento siendo democrático va camino a degenerarse.

En teoría por lo que con lucidez ha escrito Baldo Kresalja en “La República”: “La revocatoria en un país de las características geográficas, étnicas, económicas, educativas, etc., del Perú, lo que ocasiona en la vida cotidiana no es el goce por el triunfo momentáneo de tal o cual posición, sino potenciar nuestra debilidad institucional, fragmentar políticamente más aún el país de lo que ya está, impedir el inicio y consolidación de propuestas de largo plazo que tanto necesitamos, seguir ahuyentando a los mejores de las tareas públicas. La revocatoria de un alto número de alcaldes es fruto de un sistema electoral que no consolida al ganador sino que lo debilita, más allá por cierto de que algunos revocados hayan sido unos sinvergüenzas. Eso es lo que debería debatirse.”

En la práctica porque los meses de verano los limeños no solo van a la playa sino que dedican su tiempo a la diversión. Y más allá de las antipatías que genera Susana por ser de izquierda y haberse convertido en alcaldesa electa en una sociedad donde –se admita o no- el machismo aún cunde buena parte de las acciones. Por más esfuerzo logístico –el portal de “La mula” ha mostrado a promotores regalando galletas a cambio de firmas- que se haga siempre será infructuosa una campaña de revocatoria porque la gente no quiere sacar del cargo a la alcaldesa sino que haga las cosas bien.

Colocando la revocatoria en el plano local no es difícil imaginar a promotores que bajo una aritmética simple creen que quienes no han votado por una determinada autoridad (en la región Loreto Iván Vásquez ganó con poco más del 30% y en la provincia Charles ganó con 24%) serán los principales impulsores de este instrumento. Eso refleja lo equivocados que están. Y el mal uso que hacen de lo que se llama democracia directa. Y la focalización de la revocatoria en la autoridad regional refleja que la intención de sacarlo del cargo más que por un afán de mejorar la administración de los recursos es propinarle un golpe a quien se ha mantenido en la escena política en los últimos veinte años.

Quienes promueven revocatorias están en el justo derecho de hacerlo. Pero deberían leer más a Kresalja. Más a Raúl Tola. También deberían conocer algo de la realidad. Porque basta con salir a la calle para darse cuenta que no está en la agenda iquiteña la revocatoria. ¿O me equivoco?