Precarios

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Un informe emitido en el programa televisivo Pro & Contra ha evidenciado la precariedad social de Iquitos. En ese trabajo se muestra cómo se vende productos pirotécnicos en la Plaza 28 de Julio, cómo se han instalado juegos mecánicos en la plaza Sargento Lores y la manera en que se han posesionado del jirón Próspero los ambulantes.

Y es que el problema de Iquitos como ciudad no es solo de las autoridades sino, básicamente, de ciudadanos. Todos coincidimos en que los comerciantes de pirotécnicos fueron capacitados para ofrecer dichos productos y que antes de hacerlo han recibido todas las recomendaciones de seguridad tanto para ellos como para sus clientes. Pero ¿la Plaza 28 de Julio es el mejor lugar para hacerlo? No. Todos coincidimos que estas fiestas hay que crear espacios de diversión para los niños y que es bonito ver a padres y madres tomados de las manos sonriendo junto a sus progenitores. Pero ¿la plaza Sargento Lores es el mejor lugar para hacerlo? Todos coincidimos que la gente se aglomera en las calles céntricas y que es mejor un lugar focalizado para diversas compras que una dispersión de los puestos de venta. Pero ¿cerrar la principal calle de Iquitos para ofrecer todo tipo de mercadería es lo más recomendable? No.

Pero como hace tiempo en esta ciudad nadie controla que se recoja bien la basura, que funcionen adecuadamente cámaras de seguridad, que se tenga unidades de transporte público en condiciones mínimas de comodidad, que los restaurantes posean servicios higiénicos decentes, que los comerciantes no apabullen a la clientela con música ensordecedora, que los vecinos no atropellen con parrilladas escandalosas. Todo eso ha ido aumentado, para mal. ¿Culpa de las autoridades? Sí. Pero más de los ciudadanos.

Todos estos casos nos ponen como un pueblito y nos alejan de la ciudad que pretendemos ser. Una ciudad que busca el progreso a través del respeto de unos hacia otros no puede autorizar la instalación de equipos precarios para divertir a los niños. No puede autorizar que se venda productos en una plaza que merece otro aspecto. Tampoco puede solapar que año tras año el beneficio de unos se sustente en la incomodidad de otros y en la eterna posibilidad de un desastre.

Las autoridades tienen enorme responsabilidad en estos aspectos. Pero si los ciudadanos continuamos con esa actitud de atropello a los derechos propios y ajenos muy poco será lo que avancemos. Podremos decirnos todos los años feliz Navidad y próspero año nuevo pero cada vez nos alejaremos de ser una sociedad medianamente feliz. Seguiremos siendo precarios, ciudadanos precarios. Que es lo peor.

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