Pobre Iglesia: copio a Pedro
ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
A riesgo de parecer copión debo transcribir unos párrafos del artículo publicado el último domingo por Pedro Salinas en Peru21 y que desde su lectura me produce arcadas. En serio. Van a coincidir conmigo:
“Mientras en el Perú los representantes ensotanados de la Iglesia Católica quieren hacerse –desesperadamente– de los inmuebles de la PUCP, en Europa se está iniciando una crisis eclesial que al Papa debe estarle produciendo algún tipo de incómodo cosquilleo, de esos que te recorren las ingles y te mueven el estómago.
Por lo pronto, a las denuncias de abusos sexuales (que no tienen cuándo acabar ni cómo resolverse), se han sumado irregularidades financieras, asociadas a mafias y blanqueo de dinero en el Banco del Vaticano; filtraciones escandalosas que han sido bautizadas como ‘vatileaks’; pugnas internas que solo denotan ambición por el poder.
Y para colmo, el Gobierno italiano ha eliminado algunos de los consuetudinarios privilegios fiscales de los que gozaba la Iglesia, que significarán el pago de millones de euros anuales al Estado. Y en ese plan. Y de todo esto nos hemos percatado, de súbito, en pocas semanas. El caso es que, de todas las que he leído, la que más ha llamado mi atención es la de este movimiento nacido en Austria, denominado “Llamado a la desobediencia”, que estaría expandiéndose rápidamente y ya estaría alcanzando ramificaciones importantes en Irlanda, Alemania y Francia. O sea, si no estoy interpretando mal lo que viene ocurriendo al interior del “cuerpo místico de Cristo”, lo que se está gestando es un cisma en toda regla. Un cisma progresista, sospecharán, que está siendo “apoyado por cientos de curas y una patrulla de obispos”, como ha comentado el periodista Julio Algañaraz. El líder de esta iniciativa rebelde se llama Helmut Schueller, de 59 años, quien es apoyado por cuatrocientos sacerdotes de Austria y ahora se le conoce como el “Lutero austríaco”. Esta corriente de protesta reclama terminar con el celibato obligatorio; permitir la comunión de los divorciados vueltos a casar; instalar el sacerdocio femenino; darle a los laicos un rol más importante en la eucaristía, permitiéndoles predicar y administrar los sacramentos cuando no hay sacerdotes; respetar a los homosexuales y hasta bendecir sus uniones.
No obstante, era lo previsible, supongo. En organizaciones rígidas y totalitarias, como la católica, este tipo de vertientes díscolas aparecen cada cierto tiempo, precisamente como reflejo de su inflexibilidad y la necesidad de un cambio sustantivo, acorde con los nuevos tiempos. Los clérigos conservadores y ortodoxos, como era de esperarse, están reclamando “medidas canónicas sancionatorias”. Léase, que excomulguen a los que piensan distinto. Y Schueller ha respondido: “No tememos excomuniones ni queremos un cisma, sino que la Iglesia nos escuche y dialogue”. Pero claro. Como sabemos que eso no va a ocurrir, qué quieren que les diga, intuyo que, para variar, el Papa y sus cardenales terminarán cepillándose la realidad. Como siempre.”
No les decía. Todo esto es pura realidad. Gracias Pedro, porque no solo sabes lo que dices sino dices lo que bien sabes.
Mi querido Jaime,
Me honras con tus comentarios generosos y amicales. Te mando un gran abrazo desde la caótica Lima.
Pedro
en todas partes se cuesen habas, no? las personas somos así imperfectas en todas partes incluyendo en los monasterios hay personas virtuosas y de las otras…
Amiga Juanita, te cuento que tengo como compañero de estudios de Ciencias de la Comunicación en la UCP a un ex-cura, el señor Landa, fíjate ahora él está estudiando con nosotros, luego de que le botaron de la iglesia por embarazar a una chica, y por apoderarse de las donaciones de los filigreses. Y lo peor de todo, acaba de adjudicarse una plaza de profesor de religión para un colegio estatal (cuidado con las alumnitas).
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