El gabinete recientemente juramentado este miércoles tiene visos a todas luces de fulminar en breve la credibilidad que aún sostiene el presidente Martín Vizcarra y que le ha permitido, pese al mal manejo de la crisis, tener cierta expectativa nacional. Enviar esta flor al grupo empresarial más importante del país, sin duda podría generar contrariamente a lo que piensa en estos momentos, un desplome sin cuartel de su legitimidad.

Las puertas giratorias nunca se fueron en este gobierno es evidente, sin embargo por el olfato que asumíamos manejaba ya a estas alturas Martín Vizcarra cualquiera hubiera pensado que el gabinete podría haber sido menos evidente. A estas alturas por ejemplo ya deben estar pensando en cómo retirar al flamante y “pulpín” ministro de trabajo Martín Ruggiero por unas presuntas declaraciones discriminadoras contra la mujer andina.

Es insostenible un tipo con estas características y si pensaron que su juventud y su “dulzura” en redes iban a ser un distractivo, ahora las redes lo han convertido en un perfecto inexperto en todo, excepto en denigrar. La ministra de ambiente que no es un personaje relacionado a mejorar precisamente el sector el que asume y ni que hablar del premier, un político acostumbrado al enfrentamiento que sin embargo en esta etapa final del Congreso podría resultar totalmente contraproducente. Tal vez viendo este ramillete lo más cercano a reivindicar el estrato del que proviene Vizcarra es haber designado a la amazónica Patricia Donayre.

Algunos dirán que sólo es defender el sistema, acentuar las costosas e impopulares reformas que van a impulsarse tras la pandemia y terminar con cara sonriente y obteniendo Vizcarra la bendición de sectores políticos, pero sobre todo económicos. Sin duda se avecinan tiempos de enfrentamiento pero no sólo el político. El que más le preocupa seguramente al mandatario será el social y la reacción masiva que se encenderá en diversas regiones. Cateriano intentará ser el catalizador de todo, así como lo fue con Humala y Nadine. Un fiel servidor que espera las luces verdes y atacar, el mejor empleado obediente pero a su vez el amenazante incendiario que ha tenido este gobierno.

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