Hay una gran literatura sobre los viajes de vuelta. En África sorprendentemente hay mucha bibliografía sobre estas marchas. Recuerdo que cerca de Cotonou (en Benín), Ouidah, fuimos a visitar un antiguo inmueble del Ejército que en sus tiempos fue una estancia obligada de la brutal y forzada romería de personas que iban a servir como esclavos en las Américas y otras colonias. Allí pudimos ver que muchas de las actividades que se realizaban en esta parte del Océano Atlántico también se repetían en Bahía, Brasil, lo pude comprobar luego de unos meses en las costas brasileñas. En ese vetusto fuerte militar había un muchacho muy joven que me vendió un libro sobre la esclavitud en esta parte de África. Recordemos que en Benín está uno de los monumentos de las Puertas de no retorno que existen en ese continente. Otra de esas puertas donde se percibe los quejidos de muchas personas anónimas que conocí fue en Senegal, en la isla de Gorée. Cada vez que piso una de ellas terminó remecido por la bestialidad humana, poco hemos cambiado. El tráfico humano continua más perfeccionado pero igualmente salvaje en niños, hombres y mujeres en los senderos de la inmigración. Este muchacho guía en Ouidah cuando entramos en confianza me dijo que buscaba financiamiento para publicar el testimonio de sus ancestros que habían hecho el viaje de ida y vuelta. Contaba que fue llevado a Bahía, en Brasil. Trabajó allí por largo tiempo en mil oficios y luego retornó otra vez a Benín, a su lugar de origen. El descendiente de este viajero forzoso quería publicar ese testimonio y como él, me enteré después, hay muchos de esos testimonios publicados. Son testimonios de vida que cierran el círculo. Pero en estos viajes de vuelta también hay quienes no retornan. El círculo no está cerrado, hay una brecha. Se quedan en el lugar que les ha acogido. Muchos de los sefarditas de Tánger que llegaron al puerto de Iquitos en el período del caucho ya no volvieron a pisar a la ciudad blanca, así la llamaban a Tánger. Se quedaron en cuerpo y alma en ese lado de la floresta.

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