Cerca del vasto Nanay y próximo a alguna ruta
A veces brotas en un espacio amenazado
por puentes de concreto
Ana Varela

Hay una serie de televisión danesa que tiene varias temporadas, por estar a pie de la realidad política sería recomendable que lo pudiera ver la ciudadanía entera, los políticos y las políticas, y quienes aspiran a serlo. Lleva por título «Borgen», que está inspirada en una política danesa. A lo largo de las temporadas la protagonista está envuelta en situaciones de la política y en cuestiones familiares que se entrecruzan. A cada momento debe valorar para tomar decisiones, debe sopesar los intereses propios y ajenos. En la última temporada va que en la zona de Groenlandia encuentran petróleo. Es un área geopolítica apetecible por las grandes potencias (o tiburones, prestando una palabra de una salsa de Rubén Blades): Estados Unidos, China y Rusia, y en el medio, los independentistas groenlandeses y Dinamarca, que tiene una relación de odio, amor y de prejuicios con esta población y los territorios del Ártico. Lo interesante es que esta temporada la trama versa sobre la política en diferentes ámbitos y la extracción de los recursos naturales en el centro de las negociaciones. La protagonista luego de estar a favor de la explotación del petróleo, en una visita a Groenlandia, se da cuenta de los yerros y da un giro a favor de la protección de los recursos naturales, por ser esta una apuesta a largo plazo. En casa estábamos enganchados a la serie, la disfrutábamos en cada capítulo. Mientras veía la serie pensaba en la cuenca del río Nanay, región Loreto, Perú, que tantos problemas acarrea por la explotación ilegal de la minería y en la explotación ilegal del bosque principalmente, amén de los problemas sociales que conlleva como la prostitución y la criminalidad alrededor de estas actividades extractivas. Sabemos que la población de este lado de la Amazonía, es poco o nada amiga a las cuestiones a favor de la naturaleza, se puede palpar con la dejadez y la actitud de mirar a otro lado, de parte de las autoridades regionales sobre el río Nanay. Se suma la modorra de la sociedad civil en estos temas, con honrosas excepciones, como los integrantes del Comité del Agua, que oportunamente denuncian y hacen saltar las alarmas sobre el peligro de estos recursos y la omisión de los deberes de función de parte de las autoridades. Para los intereses de la ciudad insular, el río Nanay es vital porque proporciona agua a la ciudad de Iquitos y las actividades de la minería utilizan el mercurio que es altamente dañino para este recurso, inclúyase los efectos colaterales sobre los peces y a la población, pero esta información es desdeñada por los decisores políticos regionales, que en el caso de Loreto dejan mucho que desear por su desastrosa gestión en diferentes ámbitos. Si contrapesaran los intereses para una afortunada decisión sobre la cuenca del río Nanay, quedaría claro que una apuesta segura sería a favor de la naturaleza y la población del lugar por sus posibles daños en el corto, mediano y largo plazo, sino miremos lo que ocurrió en Madre de Dios. Por favor, vean Borgen y protejamos ya al Nanay.

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