EL SON DE POTRILLO

Por: Jorge Martín Carrillo Rojas

Quienes pasamos las cuatro décadas debemos de preguntarnos ¿Qué diablos ha pasado con nuestra ciudad? Para los que humildemente nos movilizamos en vehículos de transporte masivo, en motocicletas o mototaxis resulta un verdadero martirio tener que lidiar, cual torero al toro, la serie de baches y desniveles con que cuenta cada pista y cada cuadra de cada calle de nuestra aldea – como diría un ex articulista de este diario- cada vez más empobrecida.

Y es que como siempre. Tenemos autoridades que han dejado de ver la realidad en la que vivimos por encapsularse en sus oficinas y de cuando en vez asomar por una u otra calle o asentamiento humano a disque hacer el bien por el pueblo, cuando de lo que se trata es de que ellos nos sirvan porque para eso el pueblo les ha dado la confianza. No nos hacen ningún favor, ni son beneficencias cuando de hacer u ofrecer una obra se trata, están para eso.

Bastaría que algunos cercanos les digan o les inviten a los alcaldes e incluso a la autoridad regional a darse una vueltita por las desastrosas calles de la aldea en un colectivo, una motocicleta o un mototaxi para que vean la realidad que padecemos los ciudadanos. Vías como: Morona, Arica, Aguirre, Grau, Quiñones, 28 de Julio, Trujillo, Abtao, Participación, carretera Iquitos – Nauta y paro de contar, están en perfecta desgracia.

Si los que hemos tenido la mala suerte de accidentarnos, no por culpa del alcohol o por irresponsabilidad de otro conductor, sino por el estado de las vías, nos atreviéramos a denunciar a las autoridades de turno por atentar contra la vida de las personas, quizá les faltaría dinero en sus arcas para pagar las indemnizaciones.  Mejor dispongan de esos fondos y reparen las pistas de una vez por todas las pistas y dejen de lado excusas como de que la culpa de todo la tiene los chinos, porque quizá las próximas autoridades que vengan sigan con la misma cantaleta y nadie hará nada al final.