Las avispas del viejo orden

Por Miguel DONAYRE PINEDO

Cualquier situación que raspe las mentalidades retrógradas mueve el cotarro para ciertas huestes conservadoras de pensamiento en nuestro país. Por ejemplo, si la mujer del Presidente de la Repúblicarecibe un oficio, deriva y pregunta a la autoridad competente, inmediatamente, salen ciertas voces desgañitando y reclamando intromisión de esta en asuntos propios de la vida pública, da la impresión que más que intromisión es miedo a que la mujer del mandatario haga algo. Ella, para este tipo de pensamiento, no se puede mover. Debe quedarse tullida y enfardada en su rol de primera dama, la típica mujer florero –es más, en Perú el rol de la mujer o marido del Presidente de la Repúblicano está debidamente regulado en Perú. Pero la cuestión no queda allí, hace poco la novia del joven que murió en el Colca participó en un desfile de ropa como modelo. En un santiamén salieron los mordiscos y difamaciones contra ella ¿Qué es lo que quieren? Verla a la mujer ser la eterna novia del joven [en el poblado literario de Isla Grande, existía la eterna novia de un héroe regional, la pobre quedó con ese marbete sine die] y que no pueda hacer nada. Es una simbólica lapidación contra los derechos de la mujer. Es tirar al traste lo que se ha avanzado, es un machismo infame que se esconde en actitudes de dudosa moral por la igualdad humana. Hay que desterrarlo de las ideas y de la educación sentimental.