El tránsito a la isla es con la historia con mayúsculas, del arte de intersticios, del suave y dulce hablar insular. En la travesía urbana nos topamos con una plaza que los lugareños la llaman popularmente, “Plaza de las ranas”, hay dos ranas escupiendo agua, como amerindio me pareció un gran homenaje, de la floresta donde he nacido ni por broma hay una plaza a los animales que sea coloquialmente. Cruzas esa plaza y entras en un momento al pasado de siglos. Así nos paseamos por Vegueta que era un viaje por la historia (la Vegueta que conocía está cerca de Huacho, al norte de Lima, una playa solaz y actualmente en disputa por unos cuestionados Estudios de Impacto Ambiental). El perfil de las iglesias me parecían mucho a las que se hacían en América, las calles empedradas daba la impresión que uno caminaba por ciudades como Ayacucho, Bogotá, Cusco, Antigua en Guatemala, por un momento te detienes por unos segundos para escuchar el paso del tiempo e imaginarlo. Así en una esquina está la casa donde se alojó Colón antes de cruzar el charco hacia las Américas, la casa no sólo es pasado también es presente. Hay una habitación que simula ser una carabela pero también hay espacios para la astronomía, sobre la historia de la ciudad – el Derecho municipal cuenta con el aporte del funcionamiento de los Cabildos que funcionan en el gobierno local de este archipiélago. Y sobre todo te muestran muchos mapas de los viajes de Colón que son muy sugerentes porque no fueron fáciles. En este recorrido por las calles e historia visitamos la casa del escritor Benito Pérez Galdós -gran testigo de su época y que los títulos de sus obras resuenan hasta hoy, donde pudimos observar que no sólo se dedicaba al sano vicio de escribir, inclusive diseñaba los muebles de su casa. Las calles del centro histórico, los colores de las paredes de sus casas y edificios, el bullicio urbano, las romerías de la Virgen del Pino que entre sus adornos están mazorcas de maíz (curioso sincretismo), la playa de las Canteras, el largo paseo marítimo, los barcos cerca de la costa hacen que te remitas a los márgenes. Ahí donde se cuece la creación.

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