Raspando el gabinete Ana Jara ha pasado su primera prueba. Le esperan la interpelación al ministro Eleodoro Mayorga y la vida imposible de la oposición que ya probó sangre y midió sus fuerzas en esta votación apretada del voto de confianza y sabe que está a la caza de ganarle la pulseada. Si el oficialismo hace sumas y restas le saldría barato que el ministro “lobbista” salga antes que se dirijan a la yugular.

Y eso significa el ministro de economía por el cual parece que están aún dispuestos a sufrir en la resistencia en su cargo desde el gobierno. Esta medida, si la analiza la oposición, sería incluso más efectista ante los ojos de la opinión pública, pues que rode la cabeza de un ministro de finanzas, siempre es bueno, más aún teniendo en cuenta esto de la desaceleración de la economía y la disminución del consumo en ciertos rubros.

Aunque ya se ha visto la mano del ministro del interior en estas cortinas de humo como la oportuna detención de Paul Olórtiga y su consecuente sobre exposición, no creo que dure mucho a la luz de la fragilidad del gabinete. Incluso el desenfreno de Daniel Urresti en cualquier momento le va pasar la factura por la demasiada atracción de los reflectores que convoca el denominado “figurresti”.

Por eso es preferible sacrificar a un ministro antes que dos. Excepto, como ha trascendido, que Mayorga sólo haya sido una especie de intermediario en esto de las negociaciones – lobbies y en los correos electrónicos aún no conocidos haya harta tela que cortar que no quieren arriesgar sacando a un cuestionado y resistente ministro. Aún así, si el gobierno le tiene tanta consideración podría entregarle un cargo importante que lo ponga a buen recaudo, pero es necesario que piensen en ceder terreno en función a sus propios intereses más que pensando en que la oposición se va sentir satisfecha.

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