Jazz bajo los árboles (i)

Por Miguel Donayre Pinedo

En estos meses del estío solemos refugiarnos en Vitoria con Sonja por unos días, allí se vive jazz durante una semana en cualquier lugar de la ciudad. Exudan trompetas, saxofones, baterías. En las calles hay conciertos improvisados. Esta vez llegábamos a la casa de unos amigos que viven en la almendra del Centro Histórico, Mariló y Fernando – aunque no estuvo físicamente él, su presencia se percibía, ambos derrochan generosidad y bonhomía. Es un lujo vivir en el centro de esta ciudad. El mismo viernes que llegamos el cartel era muy apetecible: Rubén Blades y Michel Camino. Para mi gusto no decepcionaron. Camino puso el listón muy alto y Blades no se amilanó. Con él me fui por los recuerdos de la universidad, esos años verdes, sigue irónico y con desparpajo. Y de Camino me gustaron sus “ráfagas” a lo largo de concierto, a lo Cachao López remojadas de salsa. Pero la noche no termina en el concierto, sigue. Hay que pasarse por el Hotel Canciller donde hay una jam session, suelen recalar los mismos músicos que estuvieron en el concierto. Todavía no nos hemos topado con ellos, pero la leyenda crece y se fortalece, y nos quedamos con ganas. Así en las calles de Vitoria y bajo la copa de los árboles suena el jazz.