El azar y las circunstancias hace, muchas veces, que nos crucemos de caminos y no nos damos cuenta. La vida va más rápida que no nos detenemos a pensar en esos cruces o guiños que nos da esta ancha carretera. Algunos de ellos son muy curiosos. Por diferentes razones nos cruzamos. Desde hace unos años mantengo un blog que son impresiones de este largo viaje. ¿Fotografías del momento?, ¿es garrapatear el tiempo? Cada día y con disciplina se pergeñan estas notas del camino. Es más, si no escribo o doy unos minutos al día es como si me faltara algo, estoy inquieto y no me detengo hasta enfrentarme a la página en blanco. Lo tomo como un ejercicio diario. Aunque los seguidores son pocos, está detrás la persistencia por la escritura – son los clásicos seguidores de amigos o amigas que te tienen cierto cariño. Si alguien por azar se topa con una de esas notas y le interesan es una de las mayores recompensas como a los artistas el aplauso. Así sin darme cuenta y con otros alicientes dignos, que son señal de los tiempos, uno de mis sobrinos, que todavía está en la universidad, el menor, también tiene la misma perseverancia en su quehacer. El es un blogger donde va comentando videojuegos. Sí, lo hace con una constancia implacable, sin esperar que tenga un millón de seguidores ¿acaso es esto un rasgo familiar?, ¿la obstinación por los propios proyectos sin importar lo que opinen los otros?, ¿es un rasgo común e intergeneracional?, ¿estamos como il nonno y su apasionado amor por la floresta? Lo hace por un sano divertimento, al margen y sin esperar una compensación patrimonial como la escritura del blog. El, mi sobrino, está ahí dando a la piedra. Así sin querer con diferentes tiempos y en causas distintas nos hemos encontrado en este cruce de caminos. Son historias aparentemente muy alejadas que tienen un componente común.

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