Para la provinciana prensa deportiva española (inclúyase la catalana) todo lo que hacen los primeras espadas de un club español, más si son el Madri o el Barza, lo engrandecen como mucho helio que llega a la estratósfera. Hay veces que son pura flatulencia publicitaria. Son pompas de jabón estériles. Que no llevan a nada. Y para ello se apoyan en la palabra genialidad, por favor, apaguen la luz y salgamos corriendo. Cuando suceden estas situaciones me digo el serio complejo de inferioridad que atraviesa esa prensa (suelo leer diarios italianos e ingleses y me parecen más cautos en sus adjetivos y reconocen los méritos al rival más si el que derrota es un equipo extranjero que contrasta con la prensa maniquea de este lugar). Hay una definición de genialidad del diccionario de la RAE, porque tiene muchos significados, a la cual me apego. Señala que genial es aquel que revela un genio creador. Aquí en las páginas de los diarios y en los micrófonos (las personas que narran partidos son los más mediocres que hay) cualquier vulgar jugada para ellos es una genialidad. Por ejemplo, hace poco un jugador del Barza iba tirar un penal y se apoya en su compañero (que parece ser que yerra penales con facilidad), este hace un amago y mete gol, la prensa en la península a esa jugada que está en lo previsto en el reglamento de fútbol llamó la genialidad – quizás les traicionó el inconsciente por la baja autoestima que se tienen al elevar a esa simple jugada a la categoría de genialidad – y recordaban a Johan Cruyff en un trance similar hace varios años, el pobre jugador holandés habrá sido bueno pero no ganó ningún mundial, ¿? Me preguntaba pero ¿dónde está el genio creador en esa jugada que ya estaba prevista en el reglamento? Nos quieren hacer comulgar con piedras de molino.