In memoriam de Ricardo Delgado Tuesta, compañero con quien discutíamos, apasionadamente, por la floresta

La Amazonía con todos sus problemas y posibilidades está envuelta, por estos días, en una lluvia de “pactos” en la que ella poco a nada ha tenido que decir. De la noche a la mañana han brotado como hongos los pactos en una de las zonas de “alta conflictividad social”, como es Loreto, de acuerdo al último boletín de conflictos sociales de la Defensoría del Pueblo ¿De dónde nacen los pactos? Una de las razones esgrimidas de los “pactos” es el contexto electoral o la crisis de la pandemia que mostrado todas las debilidades en la región, sobre todo de gestión de parte de los responsables  y, de alguna manera, de la carencia de compromiso cívico de parte de la ciudadanía. En una de las justificaciones de los “pactos” se menciona, como una de las razones, el Bicentenario, pero la cita con la historia es solo residual o de soso aliño a lo largo del texto. Como es por todos conocidos, los planes de ajuste estructural aplicado en los noventa  han desvalijado el poco Estado que había y estamos pagando las consecuencias con creces, como es el caso de la salud pública. Como decía hace poco la periodista Sonaly Tuesta, lo paradójico es que en la región “pulmón del mundo” las personas se están muriendo por falta de oxígeno. En medio de toda esta crisis, de varios frentes,  emergen los pactos de marras en uno y otro lado del bosque. Uno de ellos promovidos en Iquitos de gran aliento extractivista y con su posición clara a favor de la opacidad como el no al Convenio Escazú. El otro pacto con una visión más “centralista” que pasa de pie juntillas los problemas de la Amazonía, nos dibuja una floresta edulcorada y bastante alejada a lo que se vive a diario, con halitosis utilitarista y de conceptos vagos, que poco ayudan al debate. Estas dos propuestas de pactos, desgraciadamente, nos está mostrando que no tenemos una capacidad de respuesta desde la floresta para rebatirlas, nadie ha dicho nada. Unas influirán más que otras, seguro, por sus auspiciadores que se enjuagan hablando de la Amazonia al margen de lo que suceda en ella. Estamos en el medio de estos dos pufos. Las dos propuestas, a pesar  con todo el respaldo que tienen detrás, tienen limitaciones. Seguimos perdiendo.

 

 

  1. D. Con Ricardo Delgado Tuesta, fui compañero de colegio y de universidad, partícipes y cómplices de muchas reflexiones sobre la Amazonia y de tardes de cine en “los años verdes”. Fino lector, recuerdo que me prestó el libro de Ovidio “El arte de amar”, del cual era un fervoroso seguidor del poeta romano. Su partida fue un zurriagazo en medio de estos tiempos inciertos de pandemia. Todavía vamos asimilándolo. Acompañamos en el sentimiento a su familia. Que la tierra te sea leve, Ricardo.

 

  https://notasdenavegacion.wordpress.com/