Embozo de participación

Por Miguel Donayre Pinedo

Treinta años después la democracia española todavía sigue contaminada de gestos autoritarios del viejo régimen franquista. De la inmadurez de sus líderes y de la poca y floja exigencia ciudadana. Es que la democracia es un ejercicio de todos los días, no sólo es tener Parlamento, elecciones e instituciones. Es sobre todo tener una ciudadanía activa, informada en relación con las decisiones del bien público. Pero aquí sucede todo lo contrario, se vive en la opacidad. En el claroscuro. En plena campaña política, el líder conservador se ha autoimpuesto no conceder entrevistas ¿? Adiós diálogo, al intercambio de ideas y someterse al control de los medios de comunicación. Con el añadido que ha esbozado y embozado un plan de gobierno light – un plan de gobierno como Dios manda ¿?. Sin mostrar sus líneas maestras, cuanto más general, mejor, así no te comprometes a nada es el lema, ¿es esto lo que quiere la ciudadanía? Parece que sí, nadie protesta. Ni los más sesudos intelectuales que babean de democracia y se jactan de ella, es decir, es una democracia muy a la española. El miedo a la discusión que viene desde la época de la transición del régimen autoritario es una sombra muy larga que atenaza cualquier movimiento a favor de la ciudadanía.