Hotel Víctoria Regia de Iquitos, Tito Acosta es uno de sus representantes.

Hotel El Cauchero, Valeria Celis, representante.

El turismo en Loreto y la segunda ola

Muchas veces se amplió el estado de emergencia. Esto generó problemas en el turismo, principal ingreso económico para familias que viven del día a día. Iquitos, sin ser un destino principal del turista nacional o extranjero, padece por la pandemia y por la recaída del sector.

ESCRIBEN:
Omar Barbaran Martin. omarvbm1402@gmail.com
Adolfo Zafra Sánchez. adolfozafras@gmail.com

Los análisis económicos para el 2020 dedicaban números interesantes en el crecimiento de turismo en Perú lo que, a su vez, generaba un crecimiento económico. Sin embargo, a finales del 2019 y desde el otro lado del mundo, llegaron noticias inquietantes. Noticias que amenazaban con paralizar la actividad turística mundial debido a un virus que apareció en China y amenazaba expandirse por todo el planeta. No fue hasta la primera quincena de marzo del 2020 que el COVID19 llegó a Perú.

El 31 de diciembre del 2019, la Organización Mundial de la Salud presentó la aceptación del COVID-19 como una nueva enfermedad infecciosa. Esta enfermedad genera complicaciones respiratorias. El rápido contagio que se dio en el mundo hizo que la misma organización declarara un estado de emergencia sanitaria internacional, dos meses después de iniciado el virus en Wuhan, China.

Se paralizaron las principales actividades económicas de todos los países, con pequeñas excepciones como la industria alimentaria y, por supuesto, la sanitaria. Una de esas actividades es el turismo, que en el Perú es el que genera ingresos económicos, junto con la minería y la pesca, entre otras.

De acuerdo al Concilio Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), el 2019, México fue el primer país en la lista de los más dependientes del turismo. Los números lo ubican sobre España, Italia y China. Estos números son el reflejo del nivel de contribución de los viajes y el turismo en general sobre el PBI en las mayores economías del mundo. Por eso, los países con dependencia del turismo, son los que más sufren la llegada de la pandemia.

Según algunos estudios del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Perú, este sector tuvo un crecimiento exponencial año tras año. Hasta que llegó la pandemia.

“El turismo es una actividad muy importante para el Perú. Aporta cerca del 4% del PBI nacional, lo cual significa cerca de 29 mil millones de soles en un año normal. Genera cerca de 2 millones de empleos directos en las distintas actividades que conforman su sector, el cual es muy variado, conformado por los hoteles, agencias de viaje, restaurantes, casinos, centros de entretenimiento, guías turísticos, artesanos, empresas de transporte aéreo, interprovincial y turístico; entre otros”, dijo el ex Ministro de Comercio Exterior y Turismo, Edgar Vásquez

“48 millones de peruanos se movilizan anualmente con esta motivación. Sumado a esto, el año 2019 se generaron cerca de 4,4 millones de visitas de extranjeros, los cuales dejaron ingresos económicos mayores a 5 mil millones de dólares al Perú”, reveló Vásquez.

Con un panorama como este, hay muchas cartas sobre la mesa. Especialmente en ciertas regiones en las que el turismo tiene mayor impacto. Cusco, San Martín, Ancash y La Libertad, son algunas de ellas. Según la Dirección General de Investigación y Estudios sobre Turismo y Artesanía en una evaluación realizada el 2018, el turismo interno, es decir, cuando los viajantes son peruanos, tiene como principal destino a Lima con 43,5% del total de turistas, seguido por Ica, Ancash y La Libertad con 10,6%, 5,9% y 4,5% respectivamente.

En este sentido, la falta de turismo, ya sea interno o externo, ha complicado la continuidad de ciertos negocios locales y los representantes de estos negocios aún no encuentran la brújula para reinventarse. Tal es el caso de Tito Acosta del Hotel Victoria Regia. “Me afectó enormemente, ya que en la empresa no pudimos seguir pagando nuestros dividendos, no podemos, hasta ahora, pagar nuestras tarjetas (vales) de alimentos, nuestros sueldos han sido reducidos… En cuanto a los empleados, a la gran mayoría que tenían contratos fijos no se les renovó lamentablemente, lo cual representó fuertes pagos de liquidaciones”, mencionó Acosta.

Uno de los lugares que más sufrió la llegada del COVID-19 al Perú fue justamente Iquitos. Sin embargo, a Tito Acosta como al resto de la industria hotelera en esta parte de la selva, no le afectó precisamente la falta de viajeros nacionales e internacionales. “La hotelería de Iquitos, al contrario de la del Cusco o Arequipa, no sobrevive del turismo, sino de las cuentas corporativas, llámese petroleras o de empresas comerciales. Nuestros principales clientes son el mismo Estado, los ministerios que realizan grandes eventos y talleres utilizando alojamiento y, sobre todo, los eventos con almuerzos, cenas, coffe breaks, etc; los cuales duran de dos a cinco días y representan ingresos muy importantes para la empresa”, dijo.

Al igual que Iquitos y la necesidad de reactivación, hay otras ciudades con necesidad de abrirles las puertas a los visitantes que poco a poco se van preparando para un 2021 mejor. La vacuna, será, sin duda, la mejor aliada de los viajeros. En una situación como esta es la única salida para un viaje tranquilo y, sobretodo, placentero.

Cuando se habla de turismo en el Perú, especialmente en Iquitos, se habla de una cantidad de turistas en ciertos meses del año, especialmente la temporada en la que los ríos son más navegables. “La temporada más alta es entre la quincena de junio hasta septiembre. En esas fechas llegan aproximadamente treinta personas por día, lo que vendría a ser 900 huéspedes por mes. Eran más peruanos. 60% nacionales y 40% extranjeros”, mencionó Valeria Celis, administradora del Hotel El Cauchero de Iquitos.

Sin embargo, nadie presagiaba que iba a darse una segunda crisis. La mayoría, decían ya se encontraba inmunizada. “De acuerdo a lo investigado por nosotros, hay varios médicos que dicen que acá, en Iquitos, no habrá segunda ola porque lo que llegó aquí fue un «tsunami». Además, somos la primera ciudad del mundo entero en adquirir la llamada inmunidad de rebaño. Así que no veo por qué no reabrir, al menos en la ciudad, en el turismo local”, dijo Juan Carlos Celis, infectólogo del HRL.

En los últimos meses del año pasado todos hablaban de los beneficios de la reactivación y se preparaban para ello. Hasta que los primeros días de enero todo cambió. Valeria Celis decía que para cumplir los protocolos y pensar en una reactivación no se debe descuidar la salud de las personas. “Son muy fáciles, pero lo que implica son gastos. Tienes que sacar los implementos e ir poniendo más y, para tener la autorización de funcionamiento, tienes que tener todo listo, tener una evidencia de que lo estás haciendo. Te van a supervisar y, obviamente, tienes que tener todo en orden”.

Adicional a esto, se encuentra también la respuesta de la población. “Por ejemplo, si los hoteles implementan apropiadamente estas normativas, no debería haber ningún inconveniente. Obviamente también las personas deben ser muy responsables, tratar de evitar aglomeraciones, cumplir con el lavado de manos, uso de mascarillas, distanciamiento social. La principal motivación de turismo va a ser, seguramente, el familiar, a zonas de naturaleza, de playa, a lugares alejados, es decir, no se van a buscar espacios de gran aglomeración”, dijo en su oportunidad Edgar Vásquez.

Existe la constante necesidad de vender y en medio de esto, también la falta del espacio necesario para cumplir con los protocolos. Algunos hoteles o centros turísticos no cuentan con el espacio suficiente para separar a las personas, unas de otras. Por eso se tuvieron que reinventar.

Muchos, como Valeria, han optado por intentar reinventarse con protocolos de bioseguridad y nuevas propuestas como “La especialidad de la casa” o probar algo nuevo. Ella esperaba al menos recuperar una cierta parte de lo que no ha obtenido en todos los meses de estado de emergencia que no estaban atendiendo.” Aunque el círculo de especialidad demore un poco en reactivarse. “Ahora el turismo está bajo todavía. Hay unas cuantas personas que vienen, parejas o familias, por unos cuantos días, tres o cuatro, pero no más. Hay otras personas que vienen por trabajo. Ellos sí se quedan seis, siete, ocho días, o a veces un poco más. Pero turismo, turismo, ahora no”.

El hecho puro y duro es que la pandemia afectó a todos los círculos que sostienen la economía familiar, regional y nacional. El ejemplo perfecto es el turismo. Una línea que tardará en volver a ser lo que era, pero que sufrirá un cambio radical en cuanto a protocolos de recibimiento. Las mascarillas serán, durante mucho tiempo, una prenda más en la vestimenta de los visitantes y el alcohol, líquido o en gel, será el accesorio primordial en cada cartera, mochila o maleta.

A este virus se le suma la terrible inestabilidad política que vive el país. Esto es, sin duda, algo que tendrán que aceptar en todo negocio, y luchar en dos frentes: la ausencia de turistas por el virus y la elección de prioridades por parte de la población. Gente que, seguro, decidió marchar antes que viajar.

Quizá “El cauchero” y “Victoria Regia” demoren en recuperar las pérdidas que significaron los meses de para. Sin embargo, lo único que les queda al cerrar el año y abrir uno nuevo es aceptar todo cliente que se pueda y rogar porque la coyuntura política no sea otro detonante para mayores pérdidas económicas. De salir todo bien, el PBI podría llegar al 1% del aporte este año, partiendo de la premisa mencionada por el exministro Vásquez, de 4% al año. Aunque la inestabilidad es la enemiga constante, de una economía que comienza a ver una caída y un turismo que trata de resistir con un gallardo caballero de batalla. Así le coge al turismo la segunda crisis sanitaria, política y económica en menos de un año.

El hecho puro y duro es que la pandemia afectó a todos los círculos que sostienen la economía familiar, regional y nacional. El ejemplo perfecto es el turismo. Una línea que tardará en volver a ser lo que era, pero que sufrirá un cambio radical en cuanto a protocolos de recibimiento. Las mascarillas serán, durante mucho tiempo, una prenda más en la vestimenta de los visitantes y el alcohol, líquido o en gel, será el accesorio primordial en cada cartera, mochila o maleta.

“La hotelería de Iquitos, al contrario de la del Cusco o Arequipa, no sobrevive del turismo, sino de las cuentas corporativas, llámese petroleras o de empresas comerciales. Nuestros principales clientes son el mismo Estado, los ministerios que realizan grandes eventos y talleres”, Tito Acosta