Escribe:Percy Vílchez

Es bastante extraño que no se haya declarado algún feriado, que no se haya celebrado con bombos y platillos y que nadie haya pronunciado un encendido discurso. Decimos lo anterior debido al silencio de los unos y los otros ante el primer lugar obtenido por la provincia de Maynas. Ocurre que los datos y las cifras a nivel nacional indican que en esa jurisdicción campean y trafican los más corruptos. Nadie, en ninguna parte, puede entonces competir con las garras largas, con el raterismo de tantos adictos a la rapiña.


El primer lugar en corrupción, obtenida recientemente por Maynas, es el lógico epílogo de una larga historia que comienza involucrando a la antigua isla. En ese primer acto delincuencial estuvieron confabulados el gobernador y el misionero que se dedicaban al contrabando de aguardiente de plátano. El poder local en Iquitos entonces desde temprano fatigó el delito. La costumbre siguió vigente a través de los años, incrementó a sus miembros, involucró a más actores de la ignorada crónica roja, se expandió hacia otros rubros y arribó hasta el presente con un rotundo primer lugar en corrupción.


Nadie ha destacado ese lauro, pero tampoco nadie ha propuesto alguna medida saludable para acabar con ese flagelo. Tampoco nadie ha puesto el grito en el cielo ante la pérdida anual de millones de soles debido a la soterrada labor de los hampones en el poder local. Esa pérdida es una de las razones del atraso que vive la provincia. Los corruptos están siempre en el poder y se llenan los bolsillos con total impunidad. La historia es conocida, pero hasta ahora nadie hace nada para evitar esa catástrofe.


Ese primer lugar en el rubro de la corrupción convierte a Maynas en un lugar de emergencia, de alerta roja. A estas alturas de la historia nos encontramos ante una situación que no puede ni debe continuar. O hacemos algo para acabar con esa maldición o nos vamos directamente al abismo. Es imposible que las cosas continúen igual. Es urgente diseñar una estrategia para detener a los corruptos, para evitar la pérdida de millones de soles y para lanzar un plan de desarrollo libre de las zarpas de los miserables que se enriquecen a expensas de nuestras miserias cotidianas.