ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel

Para hablar del reinicio del FICA, periodísticamente, hay que regresar a 1979, año en que con poco bombo y muchos platillos se inició eso que se resume en una frase atribuida a Raúl Vásquez: “Juntos haremos el canto del Amazonas”. Ese año había empresarios privados en Iquitos. Ese año un atrevido como “el monstruo de la canción”, metió la idea que Iquitos debería organizar un festival de la canción. Y escogió junio, la fiesta de San Juan, porque en esos años en ese mes se realizaba la “semana turística de Iquitos”. Y convocó a varios empresarios que no sólo le querían sino, sobretodo, le apreciaban. Uno de los empresarios que se negó gentilmente a apoyar el proyecto fue José Silfo Alván del Castillo, conocido como “El tigre”.

Los ajetreos iniciales, los desvelos cotidianos, el presupuesto escuálido y todos los avatares de organizar un primer festival los asumió Raúl Vásquez y un grupo de empresarios y emprendedores. Y con ellos varias empresas privadas. Daniel Linares Bazán, Carlos Susti, Carlos Babarczy y más. El FICA no sólo era novedad sino incredulidad. Un casi joven, con el pelo largo e hirsuto, común en la época, creía en el proyecto, su proyecto. Los pobladores veían con indiferencia las idas y venidas de músicos, participantes, animadores e invitados especiales. La víspera del primer día de festival la gente no compraba las entradas. Menos “los abonos” para las tres fechas. Ante esa indiferencia el genio e ingenio de Raúl Vásquez tomó una marketera decisión: que se abra las puertas del coliseo para que la gente vea los ensayos. Esa mañana y tarde los curiosos y chismosos -tan necesarios-, especialmente los escolares que salían de “la Rosa Agustina”, se sorprendieron al ver el escenario -levantado en la tribuna Oriente- y escuchar la voz de artistas locales y de otras partes del país. El boca a boca -hoy se diría que las redes pueden cumplir ese papel- funcionó y en menos de tres horas las entradas para el primer día estaban agotadas. Y para los dos días siguientes también. Tanto así que se tuvo que “habilitar” más asientos para la fecha final. Y qué final.

Esa final sirvió para que un intérprete como Pepe Peña lograra la fama y cambiara su vida. Esa noche última del primer FICA el coliseo repleto pedía que se entregue a “La ribereña” los galardones del primer premio, a la canción más popular y a la mejor canción amazónica. El autor, Luis Díaz Eléspuru, conocido como Mayoyo, no daba de contento. La habladuría popular de esos años -igual que las redes de hoy- se encargó de regar que el tema le pertenecía a Raúl Vásquez y que él era el verdadero autor e interesado en que Pepe Peña logre “el manguaré de oro”. Cuando hasta ahora no saben que el mayor logro del monstruo de la canción, más allá de su “Bienvenidos, señores a Iquitos” es que más de cuatro décadas después de ese atrevimiento se siga hablando de su idea y que luego de ese “primer FICA” se subieran al carro no sólo empresarios que inicialmente sacaron cuerpo sino sacerdotes, políticos, artistas y demás. Ah, por sea caso la animadora del primer FICA fue una señorita Silvia Maccera, narradora de noticias del canal estatal que fue el primero en transmitir en diferido el concurso, luego compraría los derechos América Televisión y el resto es una historia que falta contar.

Los que añoramos esa infancia donde, mientras caminábamos por Iquitos, se paseen por nuestras calles -ese tiempo estaban un poco mejor, es cierto, pero la ciudad era igual de desordenada, se quitaba la corriente a cada rato, el servicio de agua era una calamidad- Luis Ángel Pinasco, conocido como Rulitos, tomado de la mano de Sonia Oquendo, ver bajar de un coche al diminuto Armando Manzanero con una toalla playera en el hombro saliendo del Club Tennis, mirar con incredulidad a la actriz venezolana Amanda Gutierrez, protagonista en esos años de la novela más popular que se haya visto en Iquitos, tenemos que alegrarnos que se reinicie algo que nunca debió suspenderse. Y tenemos que exigir a los organizadores que no basta hacer cosas buenas sino hacerlas bien.

Cuando Silfo Alván presidió el último FICA, días previos a su muerte y cuando su hijo Pepe Lucho era el encargado de cargarle el maletín con los premios para los ganadores, recibía una serie de críticas. De todo calibre. Las críticas, que lo entiendan los organizadores, auspiciadores y detractores, son necesarias para que todo proyecto avance. Allá por el año 1992 un político de nombre Jorge Samuel Chávez Sibina era el principal opositor al gobierno edil de “El tigre” y usaba todos sus recursos para oponerse a un FICA. Por esos años la Municipalidad Provincial de Maynas entregaba, previo acuerdo de regidores, 30 mil soles para la organización. Eran tiempos en que la ley permitía apoyar una actividad en la que el principal organizador era también alcalde y, para variar, se hacía también cosas que la ley impedía. Luego que asumió como alcalde, por la muerte de Silfo, Jorge Samuel hizo su propio festival bajo la nada “santa idea” de olvidar el FICA y a quien ya se había convertido en la cabeza visible del mismo. Hoy pocos se acuerdan de Chávez Sibina y menos de ese “festival” mientras que el FICA sigue vigente, a pesar que a algunos les cuesta reconocer que fue “el monstruo” el creador autor y, además, nadie le da regalías por eso.

Curiosa y, contradictoriamente, las dos actividades por las que menos críticas ha recibido Elisban Ochoa Sosa, son donde el GOREL ha destinado menor dinero: La Expoamazónica y la FILI 22. A pesar que hasta el momento nadie puede dar una cifra de los gastos de ambas actividades, es evidente que los más de 200 millones destinados a mejorar el Hospital Apoyo Iquitos o los más de 20 millones entregados al consorcio que abandonó “el mejoramiento” del colegio Rosa Agustina, han servido, entre otras cosas, para lanzar duras y comprensibles frases contra el gobernador. Si se ha destinado un millón 500 mil soles este año para el FICA esperemos que el próximo gobernador no sólo continué sino que más empresarios y políticos se suban a un coche que la actual autoridad se ha encargado de reactivar. Si el inicio del FICA fue con una cabeza visible que se movía en el anonimato debemos hacer que “el canto del Amazonas” no sea utilizado por tanto avivato.