Cinismo

Por Miguel Donayre Pinedo

Las imágenes son irrefutables. El primer ministro inglés y el presidente francés iban agarrados de la mano a Libia y se daban un baño de multitudes – querían llegar antes que el presidente turco y jorobarle la fiesta a él, que según cuentan es muy respetado en el mundo árabe [amén de velar por sus intereses por el petróleo, ¿a esto llaman multilateralismo? Cuando se escudan en la institucionalidad internacional para encubrir sus intereses patrimoniales] El inglés perdió toda la flema, señal de identidad nacional, que hace gala y se despachó con un inflamado discurso libertario que sonaba a falso. Chirriaba. El francés no se podía quedar atrás y puso andar su perorata del mundo libre y sin Gadafi [que hasta hace poco los líderes occidentales se arrodillaban y bailaban ante él]. Se oyó acartonado, fingido. Es el mejor retrato del colonialismo de hoy. Pero lo cuestionable era la multitud que los jaleaba y daba vivas a estos dos extraños de esas tierras. No se pusieron a pensar, a reflexionar. Sin resistencia. Con mansedumbre y sin pudor se bajaron los pantalones hasta las rodillas. Se perdió la dignidad y vitorearon a los cínicos.