ESCRIBE: Percy Vílchez

Desde el desierto de la incompetencia escandalosa, desde el suburbio del abandono reiterado, desde la corrupta costumbre de la mala inversión, surge una extraña noticia. Después de 34 años de silencio, después de tanto, un diario iquiteño publicó en portada que se culminará la desdichada carretera Napo – Putumayo. El optimismo es escalofriante en verdad considerando una historia de desastres continuos que afectó desde un principio a esa vía. No. No se puede recomenzar esa obra así por así. La citada carretera no fue abandonada por las lluvias torrenciales, el ataque de animales carniceros o la presencia devastadora de caníbales de última hora. Fue resultado sospechoso de malas y pésimas autoridades, de constructores oportunistas.


Desde que comenzó dicha carretera hasta el momento de su abandono parcial se invirtieron 300 millones de soles, suma que bien pudo servir para culminar sin inconvenientes la obra. ¿Dónde fue a parar ese dinero? ¿Quién o quiénes se hicieron ricos con ese montó? ¿Cuánto se perdió por no terminar en su momento esa vía? Es absurdo no mirar hacia atrás, no realizar una investigación seria para encontrar a los culpables de ese desastre. La corrupción de siempre no puede seguir quedando impune. O cambiamos hoy o lo lamentaremos mañana. Otra cosa inquietante es el monto asignado para el reinicio de esa desgracia regional.


Para esa labor de última hora se ha designado una partida de un millón de soles y algo más. Y ese dinero se invertirá en mantenimiento de 18 kilómetros. ¿Y qué pasará con el resto de la vía hasta completar los 63 kilómetros? ¿De dónde, de qué fuente milagrosa, de que ubre rebosante de dinero, surgirán los millones restantes? ¿No es un saludo a la bandera esa mínima cantidad que se va a invertir? ¿En serio se trata de un recomienzo de una de las tantas obras paralizadas que habitan entre nosotros? Otra cosa es la otra etapa, la etapa de construcción de los 13 kilómetros que faltan.


Allí realmente está el quid del asunto. Dicho tramo todavía no tiene ni un sol de financiamiento y no se sabe cuánto costará el retrasado remate de la pobre carretera. La lentitud deforma ese cacareado reinicio. Actualmente está en elaboración el expediente técnico. Es decir, es como comenzar de cero, como si no se hubieran asignado millones de soles para esa tarea inicial. Todo es para más tarde, para mañana, como siempre. Por eso, para nosotros, esa obra corre el riesgo de volver a interrumpirse. Esa carretera desafortunada seguirá entonces bajo la amenaza del abandono.