Alumna: Gabriela del Pilar Reátegui Tangoa.
Grado: 5° – I.E: 60993 “Ramón Castilla y Marquesado” – Belén
Asesor: Fransk Carrión Gonzáles.

Al llevar a cabo la lectura de la obra “Llena de Luna”; pude analizar y reflexionar desde el compendio de historias presentadas en sus páginas. La mayoría de sucesos que se relacionan con el abuso de poder, vislumbrando entre ellas las autoridades municipales, educativas, políticas, el daño a la biodiversidad, como es el caso de las historias que por tema tienen «Él último muerto en San José», «Un lugar llamado esperanza»; estas historias tienen en común, la falta de preocupación e interés de las autoridades y realmente estos actos suceden fuera de la ficción en nuestro país.

Hay muchos pueblos abandonados, necesitados de las autoridades para poder hacer un cambio beneficioso para su progreso, pero en vez de eso, llegan personas sin ética, moral, sin un mínimo de empatía por aquellos y aquellas que viven en zonas lejanas de las ciudades; abusan de su ignorancia, ingenuidad o buena fe para saquear hasta no poder él dinero del pueblo. Me pregunto si es que alguna vez pensaron: ¿robar es un delito?, respondiéndose ¿sólo para los pobres?

También se puede apreciar en la obra “la indolencia hacia la salud pública y los amores inconclusos a causa de la represión por elegir a la pareja socialmente aceptable”.

Evocando “El infierno de Dante”, una afabilidad quebrada. En esta historia, al razonar, siento que “el lugar que alguna vez ocupamos en la vida de otra persona, un día estaría ocupado por alguien más”.

Ni menos importante la fantasía simultánea a la existencia que niños, familias, pasan esas carencias de dinero que se describe en la obra, recurriendo a ganarse una moneda honradamente para sobrevivir, como el caso de la señora Alicia y la fantasía de Sarita al no saber la triste realidad que vivimos como ciudadanos. Sé que los personajes son ficticios en aquel papel donde se relata, pero reales en la poco empática sociedad en la que departimos.

Confieso sentir un alboroto de emociones. No necesariamente de las positivas, a través de la lectura e inferir sobre la narrativa; sentí tristeza, indignación, melancolía, entre otras emociones, aquellos actos descritos en la obra literaria, me llevaron a la catarsis, donde identifique e internalice semejanzas que vivimos a diario como ciudadanos. Me lleno de impotencia al no poder hacer ni una minucia ante ello. Fuerte pero cierto, a veces en la sociedad hay peores personas, que dentro de un establecimiento penitenciario o psiquiátrico.

La obra me parece reflexiva, beneficiosa, aunque pudieran existir otras obras que narren problemas similares. En los textos se percibe algo diferente a la mayoría de libros que observe, como también me llevó a interrogarme: ¿debería adaptarme a esta sociedad?, ¿tendré la misión de luchar para cambiar a esta vorágine de injusticia y prejuicios?   

Si me preguntaran: ¿La obra “Llena de Luna” es un texto educativo?, respondería que sí, porque nos promueve a ver nuestra sociedad como tal, además busca la comprensión e interpretación de los textos en esta crisis social para generar una opinión.

Esta obra literaria me dejó con muchos pensamientos, tales como: todos tenemos la capacidad de ser luz y oscuridad en este mundo.

Realmente toda la historia de la sociedad humana hasta la actualidad, está llena de la lucha de poderes, donde el estatus social y la condición económica pueden hacer el cambio entre lo bueno y lo políticamente correcto.

Para culminar, dejo esta reflexión: la vida no es justa, pero eso no te puede impedir luchar por lo que quieras conseguir.