Ahí está la diferencia
ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
Vamos. Una cosa es leer la versión on line de los diarios españoles y otra hojearlas en toda su dimensión. Es incomparable, el deleite. No es que sea la octava maravilla del mundo, claro, pero es inevitable las odiosas comparaciones con nuestra tierra. Más aún en estos días de asesinato de Gadafy, de cese de acciones terroristas de ETA o, si prefieren, de entrega de los premio Príncipe de Asturias. Temas no faltan. Y quien dice que el periodismo es un kilómetro banalidad por un centímetro de profundidad se equivoca de cabo a rabo.
Escribo éstas líneas antes del domingo y los dos diarios más importantes de España presagian el triunfo argentino de Cristina Fernández y nos entregan análisis de lo que hizo la señora y de las propiedades que tenía hace una década y las que posee hoy dentro y fuera de tierras gauchas, principalmente en Estados Unidos. Mientras que el autobombo de “El país” por considerarse el primer elegido en la fiebre del IPad es comprensible se puede comprender que de las 72 páginas –sin contar las 24 del suplemento cultural sabatino Babelia- pocas sean dedicadas al deporte, aunque la novia de Nadal desconocida como tal hasta en la universidad donde estudia puede ser deportiva.
“Después de Auscwitz ya no es posible hacer poesía”, dijo Adorno como para decirnos que todos nos equivocamos alguna vez y como preludio a la bien escrita crónica de Manuel Vicent que nos tira un portazo: “Ratzinger perteneció a las Juventudes Hitlerianas a los 18 años”. Y como Benedicto XVI visitó campo de exterminio de Auscwitz en 2006 y no hay que olvidar el comportamiento de la jerarquía Católica durante holocausto. “Por ser inquisidor dogmático pudo acariciar la gloria del Papado. Con Hans Kung bordearon el acantilado de la herejía, fueron teólogos progresistas. Benedicto ha restablecido el infierno con todas sus calderas”, nos tira otro portazo Vicent y una lección de conocimiento y palabra bien puesta.
Pero si los chilenos tienen su Camila en Oxford está la presidenta de estudiantes universitarios, Martha Mackenzie, para decirnos que la subida del costo de matrículas no solo genera protestas en Iquitos sino en Europa donde los ejecutivos del Ejecutivo intentan que los jóvenes paguen sus estudios y excluyen al Estado de esta tarea. “Están sucediendo muchas cosas y quiero participar”, expresó Mackenzie y yo pienso: juventud, divino tesoro.
La tirada de toalla de la ETA no podía ser más abarcadora. Un columnista les dice malditos pero entiende y alaba la paz. Otro escribe: ni olvido ni arrepentimiento. Y se llenan miles de páginas con los testimonios de familiares de las víctimas. Y uno, se pregunta y repregunta, atravesando el Atlántico, por qué no es posible que en Iquitos, Perú, se debata así sobre temas profundos y epidérmicos. Que haya cobertura a los representantes de la Conferencia Episcopal de España que en este tiempo de elecciones se han metido con todo y han dicho no voten por los partidos que promueven y hasta aplauden el matrimonio gay, el aborto y la eutanasia. Yo no estoy de acuerdo con ellos pero bienvenido el debate. Y si es con la palabra exacta, dura, apropiada, mejor.
Y uno se sigue preguntando: ¿por qué no vamos por ese camino? Y la pregunta le sorprende en todo momento. Y creemos encontrar la respuesta en un hombre de aproximadamente 80 años que, sentado al lado de su pareja, lee ensimismado algún libro en su ebook. Ahí está la diferencia: ellos leen. Nosotros ocupamos el último lugar no solo en lectura sino en comprensión lectora. Ahí está la diferencia. No la única. Pero puede ser el punto de partida para explicar porqué entre nosotros se hace tan difícil vivir bien respetando al otro.
Culturas diferentes, crecimos con unas costumbres o mejor dicho «malos habitos», y ellos con hábitos para nosotros admirables. La cortesía es algo que prima, antes pensé que la gente era géntil amable y alabanciosa conmigo porque soy extranjera especialmente porque tengo mi tipo ‘latinoamericano’ pero con los años fui descubriendo que aunque podrian haber extremos, ej: por lo general te diran que tu libro tiene una portada muy bonita aunque en el fondo esten convecidos que no, porque el bajo relieve no tiene la buena finition, y porque? porque ellos simplemnte quieren ser amables contigo, van apreciarte y elogiarte, es lo que aqui llaman, «la politesse». Hasta cuando se discrepa «la politesse» esta primero. La gente por estos lares eurpeos conserva y valora mucho esto, creo q eso es una de las cosas que se ha perdido mucho muchisimo en Perú, sobre todo en Iquitos… Como dice el escritor cuando se esta aquí, es dificil no hacer comparaciones, no es de mi gusto hacerlo pero aveces me llena de impotencia.
Dejale esos temas al desclasado Miguel, tu suave nomas que lo haces muy bien; lo tuyo esta acá.
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