Poco que repartir

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

En estos tiempos no sólo es difícil seleccionar a quienes ocuparán los cargos públicos sino que los profesionales tienen temor de aceptar cualquier designación porque saben que inmediatamente se ponen en el ojo de la tormenta. Claro que hay cargos que no generan ninguna controversia porque el manejo presupuestario que tienen es mínimo, cuando no ridículo. La Gobernación de Loreto es uno de los puestos que genera indiferencia y poco importa si se cambia o no al que se sienta en ese sillón. La mejor muestra es que el reemplazo de Moisés Panduro no ha provocado ningún tipo de comentario mediático que valga la pena, más allá de la información sobre su designación.

Esto no sucede en Electro Oriente o Petroperú. En el primero de ellos se sabe que el presupuesto de la empresa generadora de energía para la ampliación de la red eléctrica es sustantivo y la adquisición de bienes y servicios es un rubro que maneja varios miles de soles que provoca el apetito financiero de todos aquellos que consideran que se los debe alimentar porque aportaron en la campaña electoral que llevó a Humala a la Presidencia y, también, a congresistas al escaño que ocupan.

Las marchas con exigencias reiterativas y añejas que protagonizan organizaciones sindicales por estos días junto con los pronunciamientos con solicitudes de nombramientos perentorios son la expresión clara que los gobiernos pueden cambiar pero los modos no. Esos vociferantes callejeros convertidos al humalismo más deprimente o, según sea el caso, revertidos al nacionalismo más de cloaca es la muestra que siempre habrá gente dispuesta a presentar currículum vitae para cualquier puestito que la administración pública ofrezca. Pero más allá de la indignidad que ello representa se puede concluir que esos personajes que hace pocos meses –tan solo meses nada más- levantaban banderas opositoras al proyecto de Gana Perú si para algo sirven es para malograr cualquier tipo de administración. Porque no están ahí por convicción sino por un oportunismo reeditado.

Y en verdad que en la administración pública hay poco que repartir. Tanto en puestos como en presupuestos. Salvo las dos entidades señaladas en el segundo párrafo de este artículo y alguna otra de perfil bajo no hay nada que distribuir, laboralmente hablando. Además, esos que reclaman cambios porque representan la lucha contra la corrupción dijeron lo mismo hace cinco años. Y no es que se hayan reciclado sino que saben que muchas veces el que más alboroto hace es el que logra un puestito.

1 COMENTARIO

  1. La verdad Jaime, que si miras las caras de esos que salen a protestar en las calles hoy, son los mismos que salieron hace 3 años, 5 años, 10 años y 15 años o más, solo que hoy están viejos, pintan canas, pero no les quita las ganas de seguir manipulando a la gente, llevándolos de un lado a otro, cambiando de «plataforma de lucha» en cada evento y en cada gobierno, son los que están enquistados en las mal llamadas «organizaciones reivindicativas del pueblo», claro en algún momento, han agarrado alguito, como dicen los mexicanos agarraron «su hueso» en algún gobierno de turno, como ya se les acabó, ahora van contra el que está de turno en el poder y así siempre seguirán, «motivando a las luchas», y siempre fue la interrogante y de qué viven estos «dirigentes»? que no trabajan, si solo su «trabajo» es organizar marchas de protesta?, bueno ahi les dejo la tarea de averiguar cómo se lo llevan?. Pero de que habrá quienes están reclamando, lo habrá, por los siglos de los siglos.Los que salen a defender al gobierno de turno, ya se cambiaron la camiseta que lo llevaron hace 5 años, bueno lógico también que esa «camiseta» ya se envejeció, ahora lucen una nueva, no sé si sea roja, sino es, corrígenme.

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