Visita presidencial

Visita presidencial

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Antes de cumplir 90 días en Palacio de Gobierno el presidente Ollanta Humala he querido dar un mensaje de optimismo desde uno de los lugares más empobrecidos de la Amazonía peruana. Cuando uno observa el entusiasmo que despierta la presencia del presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia en los sectores populares no puede resistir la tentación de retroceder en el tiempo y recordar que similar o mayor algarabía despertaba la llegada de Fernando Belaunde Terry, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García, por lo menos de los que se tiene registro fotográfico. ¿Y por qué ese entusiasmo no se convierte en mejoría de vida para esos mismos sectores empobrecidos pero ávidos de por lo menos tocar la mano del Presidente de la República?

Y es que en este país de contradicciones en unos lugares carecemos de Estado y en otros padecemos su omnipresencia. Y el presidente Humala debe conocer bien que en las ciudades principales el Estado tiene una presencia grande que en la mayoría de casos impide el desarrollo de la sociedad. Y en zonas como el PV “Algodón” que visitó la tarde del sábado el Estado brilla por su ausencia. Porque se reduce a la vigilancia policial y militar de unos cuantos efectivos que gritan su amor a la patria pero que se sienten abandonados. Y más abajo de ellos la sociedad civil que tienen en el Estado no solo un ogro sino un deficiente administrador.

Entonces, la visita de Humala tanto a Belén como a la zona de frontera tiene que verse como una inyección de optimismo que ojalá tenga como consecuencia el cumplimiento de la palabra. Por lo menos hay indicios que lo prometido de la carretera de acceso a Santa Clara, la instalación de ambulancias fluviales y la conversión en atractivo turístico de Belén, puede cumplirse. La orden marcial  dada a algunos militares del entorno presidencial así nos hace presumir. Entonces, el entusiasmo popular similar al observado en otras visitas presidenciales, no será en vano.