Era evidente que los diferentes actores que alcanzaron cierto protagonismo en campaña electoral iban a tener o desear estar en primer plano de la fotografía cuando se encenderían los flashes. Esto se ha podido visualizar al momento en que alguno de los noveles congresistas electos han querido tener alguna voz disidente, casi al momento han salido los que realmente cortan el jamón en estos grupos a decir “acá mando yo”.

Ha sucedido con la posición de Unión Por el Perú, (UPP) al no acceder a la reunión que convocó el mandatario Martín Vizcarra y donde Antauro Humala ha sido claro en señalar que las decisiones en su bancada las toma él. Aunque no todos pertenecen al Frente Patriótico, que es el grupo en alianza de UPP, esta bancada se va fraccionar cómo ya se ha evidenciado por parte de algunos provincianos que dicen no seguir las consignas de Antauro.

Lo mismo ha sucedido con Podemos cuya presencia se debe al extraño arrastre que ha ejercido Daniel Urresti quien ya ha sido enfático en advertir que los parlamentarios le deben la vida a él. Aunque obviamente en este grupo hay gente que obedece a José Luna, el cuestionadísimo dueño de ese partido. Es evidente que también se va partir este grupo en las primeras semanas de ejercer el cargo en el Congreso.

Incluso podemos decir que, a pesar de que se trate de un partido político dónde básicamente son militantes los que accedieron al Congreso, en Acción Popular la facción provinciana es más fuerte de las caras visibles como Alfredo Barnechea, Raúl Diez Canseco y Víctor Andrés García Belaunde que pugnan por acercarse a los que recientemente electos. Ante la peligrosidad de estos actores nacionales, los provincianos tienen un claro temor de no respetarse sus reclamos y peticiones por lo que no se tratara de decisiones monolíticas.

Seguramente no va haber mayor problema en gestionar los cuadros directivos y las presidencias de las comisiones pues estos intereses suelen ser más directos e individuales, además se han planteado ya algunas sumas y restas de los partidos afines al gobierno que seguramente presidirán algunas comisiones que no le genere sobresaltos a Vizcarra.

Sin embargo el riesgo está en los temas de fondo, la reforma electoral, la reforma política e incluso la propia inmunidad está en riesgo ante tantos apetitos desordenados y seguramente muy individualizados a la hora de votar. Con esta intención en menos de lo que uno piensa este Congreso estará tan desacreditado y más deslegitimado de lo que nace y nuevamente en breve estaremos hablando de la necesidad de cambiar la estructura que cimienta este sistema o al menos este statuo quo.

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