¿Un aniversario más?
Por Miguel DONAYRE PINEDO
El deterioro de la ciudad no es de ahora. Es el cúmulo de desaciertos de las gestiones anteriores. Pero en la actual gestión ha hecho metástasis. Ninguno de los anteriores alcaldes, y lo agrava el actual, ha tenido una visión de ciudad. Se han mirado al ombligo en un provincianismo desesperante. No hubo proyección. Son seres de parroquia que viven enmarañados en sus simplezas – en como ganar una coima o succionar de las ubres del Estado. Se mira el día a día y no en el mañana o en los próximos tiempos. Así no vamos a ninguna parte. Un historiador dijo que la ciudad con el tiempo desaparecería y parece que el tiempo le va dando la razón a su profecía urbana. Cierta vez en una reunión familiar en Perú me preguntaron por mi ciudad, le dije, sin ánimo de ofender, que se parecía a una ciudad africana – en el sentido de la falta de visualización de reglas de juego, de Estado. Es un caos y despropósito. Es una suerte de liberalismo patológico y de bandazos [resaltando la bulla]. Una persona que trabajó como concejal en el municipio al escuchar mis palabras, me traspasó con la mirada casi matándome, mentándome a la madre como reproche, hijoputa, seguramente me apostrofó. Pero no podía mentir. Me sentía muy frustrado. Decepcionado. Hay ciudades que se identifican con un ícono urbano, por ejemplo, Paris conla TorreEiffel, Londres con el Parlamento, Madrid con la fuente de Las Cibeles o Neptuno o el Museo del Prado pero nuestra ciudad no tiene íconos, más bien erige estatuas a la inanición de lo que han hecho esas mediocres autoridades como dejar a su suerte al cuadro de César Calvo de Araujo del antiguo local de la municipalidad, de un puerto que no es tal, el transporte público que no hay quien lo entienda, el agua potable de dudosa calidad para tomar. Perdonen, el mal humor.