En las rutas de tornaviajes hay lugares, edificios, momentos, personas que se quedan allí, como trazos que la memoria trata de recogerlas, aunque, hay veces, que esta, la memoria, se embarulla. Luis Buñuel y otros, decían que la memoria tiende a falsear esos recuerdos. Lo vemos y escuchamos en los relatos de los padres y abuelos sobre lo que ocurría con el pasado, ellos y ellas tienden a escamotearlos. Uno mismo, sin más, tiende a pasarle aguarrás o barniz a los hechos. El presente fue muchos más angustioso, a la distancia que es contada toma otros matices. Estas ideas se me vienen cada vez que me piden un breve CV sobre mi experiencia. En algunos momentos me detengo y repaso por unos minutos una determinada época de mi vida. Otra fuente que dispara la memoria en muchas direcciones son los titulares de los diarios. Hace poco leía una noticia que me llevó a mi infancia errabunda por distintos lugares de la costa peruana. Esta vez era Chiclayo, donde estuvimos unos meses viviendo, nos acompañaba la nonna Natividad, y sus entretejidas y entretenidas historias. Tengo muchos recuerdos de esa ciudad. El colegio Francisco Bolognesi, los juegos de niños montando en burro, las tardes en el hipódromo, el tren que pasaba cerca del colegio cargado de sacos de azúcar, el eclipse solar que vivimos al salir del colegio, entre otros muchos recuerdos que atesoro. Pero lo que más se me viene a la memoria es mi encuentro, mi primer encuentro, con el mar en el de Puerto Eten. Es uno de los momentos que lo tengo grabado de manera imborrable, como mi encuentro con el Océano Índico, en Pemba, Mozambique. El sonido impetuoso del Océano Pacífico, las olas que iban y venían, el olor a algas, la arena, el muelle, las aves marinas, las barcas de los pescadores. Fue un parteaguas brutal para un amazónico que estaba embebido de ese mar verde de árboles y ríos, pero no del azul del mar, de su infinito horizonte. Hace unos años con F y mis padres volvimos a Puerto Eten, no era el que había dejado obviamente, pero quedaba algo de lo que yo recordaba sobre todo el menguado muelle, a F le encantan los muelles. La noticia del jornal decía que está a punto de echar el cierre en ese puerto. Fue un varapalo, pero felizmente queda, a pesar de todo, la memoria, para salvarla como es esta crónica.

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