Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

Fue a finales de 1992 que me inicié en este apasionante mundo de las comunicaciones. He trabajado con infinidad de autoridades. En ese entonces dirigían los fenecidos Consejos Transitorios de Administración Regional – CTAR. Tuve la suerte de cubrir innumerables campañas políticas, estar en cobertura de actividades de alcaldes, regidores, concejales, consejeros, presidentes regionales y gobernadores. Escucharlos prometer el oro y el moro. Y no cumplir sus ofrecimientos.

En su momento denuncié hechos de corrupción, a través de los medios en los que laboré y puedo mirarlos a los ojos a todos aquellos políticos, ex y actuales autoridades, pues no les debo nada.

No soy el ser, ni el periodista perfecto, ni pretendo serlo. Quizá sí busco ser un periodista decente y por ello he decidido lanzar mi candidatura.

Aprovecharé los mayores espacios que tenga en los medios de comunicación, para denostar de tal o cual autoridad, valiéndome de mi condición de “periodista”, con algo de “fama”, para ir abriéndome un espacio y ser el candidato ideal y ser la próxima autoridad elegida que lo solucione todo.

De lunes a viernes haré mi papel de Sinchi, aquel personaje de “Pantaleón y las Visitadoras”. Los sábados y domingos recorreré mercados, barrios y cuanto lugar en el que incautos pobladores me crean, y de pronto por ahí en el medio para el que laboro, calificaré y pondré adjetivos a tal o cual autoridad, pero sobre todo a aquella de la jurisdicción a la que pretendo postular.

Sí señores, tengo la suficiente autoridad moral para ser el candidato idóneo en un distrito, quizá provincia o mí región. Tengo los años suficientes en medios de comunicación para solucionar los problemas.

Quiero ser parte de aquellos gobernantes que pasaron por cargos públicos y terminaron más tiempo en los pasillos judiciales, que en el sillón de autoridad que ocuparon.

Es así señores. Deben tener en claro que los periodistas, reporteros, corresponsales y cuanto trabajador de medio de comunicación, somos la solución perfecta a sus demandas. Somos quienes tenemos la varita mágica para solucionar los problemas.

Por ello, estén atentos que lanzaré mi candidatura. Antes, renunciaré a todos los espacios periodísticos en los que me desempeño, porque como ciudadano sí puedo ser candidato. Pero no puedo ser juez y parte, usando el medio de comunicación en el que laboro o tengo concesionado un espacio para promover mi candidatura. Eso señores se llama jugar sucio y aquel que usted vea o escuche que lo hace, es cualquier cosa, menos periodista, reportero, corresponsal o comunicador.

Estén atentos que ya sabrán bajo qué partido político postularé y a qué cargo. Solo espero que esa posibilidad no se dé y siga en el hermoso oficio de periodista por buen tiempo.

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