La protección solar desde la infancia es clave. La médica dermatóloga Paula Bourren (M.N. 83.044) sostiene: “La piel ‘tiene memoria’, va acumulando el daño que provoca el sol desde que somos bebés y esto aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel en la edad adulta”.

Los cuidados durante el primer año de vida del bebé tienen que ser extremos. Es muy importante evitar exponer a los niños directamente al sol en ese período. Y, si van a usar protector solar, no colocar ninguno antes de los 6 meses, aunque sea desarrollado para niños, porque podría provocar alguna reacción en la piel del bebé.

Durante el embarazo, debido al estímulo hormonal, es común que la piel de la mujer adopte un color más oscuro, generalmente en su cara y sector abdominal. También puede ocurrir que algunos lunares crezcan de tamaño, cambien su color e incluso, pueden aparecer nuevos lunares. Esto, según la especialista, no implica siempre que las embarazadas tengan mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel. Pero sí recomienda reforzar la protección de la piel para no acumular mayor daño.