La mayoría de edad

Pro & Contra una segunda casa

Héctor Tintaya, Marco Antonio Díaz, Darwin Paniagua, Jorge Carrillo y Jaime Vásquez en una de las etapas de Pro & Contra

Recordar a los diagramadores Walter Ramírez “Pelona, Víctor “Chiquito” Ramos y en la actualidad a Carlos García. Cada uno le dio un toque especial e innovación en su tiempo a lo que hoy es Pro & Contra. Ahí está Marcelino Riera el maestro montajista a quien le mató la cibernética. De los maquinistas podemos recordar a Roberto Inuma  y en la actualidad a Moisés Rengifo. Cada uno en su momento con mucha calidad en el trabajo. Ángelo Matidieri, el flaco Eduardo y el propio Walter Ramírez contribuyeron a que la página web esté en el sitial que hoy le corresponde.

Escribe: Jorge “Potrillo” Carrillo Rojas

Hace poco más de 10 años que cambié los cables, los casetes, la cámara de video por la grabadora de audio, la computadora, la libreta de apuntes y el lapicero. Recuerdo que mi labor cuando llegué al diario era la de grabar los principales programas radiales y luego hacer algunas notas cortas de las principales informaciones. No acostumbrado a esa labor, inicialmente resultaba complicado. Con el correr del tiempo redactar empezaba a generar un gustillo. Por aquel año 2000, el diario tenía como editor a Fernando Del Águila Torres quien luego fue jefe de redacción. La edición por esos tiempos era inter diaria. 

Años después las responsabilidades fueron creciendo. Sin darme cuenta estaba fungiendo labores de editor. Era el año  2002 y en octubre, día del periodista, se decidía que la circulación de Pro & Contra fuera de lunes a viernes.  El estreno diario no pudo ser más polémico que tratar el tema del “Carro Blanco”, que devino en los primeros avatares y hasta temores de tratar algunos temas.

Investigar un extraño accidente ocurrido con dos de los principales magistrados de aquellos años no sólo enrronchaba el cuerpo de uno, sino de muchos.

Judith Maldonado en plena faena periodística

Por aquel 2002 incursionaba en el diario otra mujer periodista, las primeras fueron Ruth Tello y Patricia Morante. Judith Maldonado había llegado desde Lima y durante el tiempo que estuvo en Pro & Contra siempre se identificó con los casos sociales. Debe haber recorrido muchas calles de la ciudad a pie siempre en busca de la noticia. Su paso generó la presencia casi constante de una redactora en el diario.  

Otra etapa de Pro & Contra permitió la presencia de periodistas hoy ya consolidados. Darwin Paniagua era responsable de comisionar a los redactores. Gregoire Ross le impregnaba las ganas de estar detrás de una noticia. Douglas Flores, que había incursionado en Pro & Contra para el área de televisión, terminó envuelto por el diario. Fue una especie de chismoso falso, un “Jabonero” diminuto. La cronología no será la perfecta en estos recuerdos por los años que no pasan en vano, pero puedo ver a un diminuto Erick Romero, personaje a quien se le gastó más de una broma en la redacción, entrar y salir de ella para rondar las comisarías. Recuerdo al cholo Héctor Tintaya, quien al igual que muchos, dejó su clase en la redacción. Un carroñero en la investigación. Por este diario han pasado periodistas como Gonzalo López, José Villacorta en el área deportiva, cada quien con su particular estilo. Marco Antonio Díaz fue el último reportero policial en este diario, siempre estuvo a la caza de la noticia inclusive de gatos que fueron titulares. Junto a Marco Antonio el siempre batallador Teddy Arrué y sus fotos en su mayoría de veces de portada. Augusto Falconí y su incansable Fotosociales. Mónica Acho también formó parte de este diario. Ahí está en el recuerdo Francisco “Franco” Meléndez uno de los primeros en espectáculo.

Luis Ramos, Guillermo Flores Arrué y Mónica Paredes. Tres etapas diferentes

Como todo diario ha tenido pasos fugaces de practicantes como los de Darwin Arévalo, Lorena Nube, Melissa Santillán. La presencia de la redactoras en el bitinto se consolida con Katty Riveros que en su corto tiempo se ha impregnado del sentimiento que es Pro & Contra.

Los columnistas

En estos años, muchos columnistas pisaron la sala de redacción dejando de lado el a veces distante internet. Cómo no recordar a dos personajes que no están en vida pero que permanecen en la memoria de muchos que pasaron por el bitinto como él lo bautizó. Guillermo Flores Arrué batalló incluso con la enfermedad que ya llevaba a cuestas, para cumplir cual soldado recibe órdenes, de enviar su columna religiosamente. Orlando López “Lando” impregnó, no de manera constante, pero sí identificado con el diario, sus caricaturas muy al estilo de grandes como Carlín. Ambos nos dejaron con muchos recuerdos. Dino Soria empezó “La Casa del Jabonero” con su estilo polémico en este diario. Soria aseguró a este escriba que siempre estará agradecida la oportunidad que se le dio de empezar con sus primeros escritos en su columna que luego ancló en otra casa periodística. Su paso por este diario lo resume en tres etapas: lo bueno haber conocido valiosa, desde el director hasta el encargado de repartir el diario. Lo malo es no haber cobrado por su columna de la que estamos seguro no se arrepiente. Y lo malo es no haber celebrado este aniversario como los anteriores con Explosión. Recordad al Jabonero nos obliga añorar a un grande. Era un pecado no leer la columna “Me importa un pepino” de José Ángel Verea Chávez. No estaría demás pensar en un retorno, ¿no lo crees Pepino?. Carolina Arredondo emigró a esta casa donde durante un buen tiempo nos presentó su correo en dos columnas. Luis Ramos también incursionó por esta casa periodística con una columna constante.

Mónica Paredes llegó desde Yurimaguas y luego de su paso por la radio ancló en Pro & Contra. Su incursión en el rubro farandulero le causó problemas no sólo a ella sino al director. Tuvo su propio estilo. Es imposible olvidarnos de Leo Alván y sus frases célebres de conexión, en un mundo de clase A. Bitez se me viene a la memoria. Giancarlo Scavino puso su toque especial en las columnas. Bill Jarama y Gustavo Vásquez y sus puyas siempre presentes para el cuestionamiento tuvieron su etapa en el diario. Ellos dos estuvieron en etapas anteriores a la mía y sin duda con más historias por contar.

Alguna vez el columnista de este diario Francisco Bardales, sino me falla la memoria y no le doy loas a quien no es, aseguró que este diario era una especie de escuela, pero no de aquellas en que se ingresa y luego se sale sin aprender nada, no. Pro & Contra es una escuela en la que uno nunca termina de aprender. Moisés Panduro ha sido -de los considerados políticos- el columnista más constante. Y Diana Vela, con jovialidad propia de su juventud, con su columna de farándula continuaba una tradición en el diario.

Hace unas horas atrás mientras escribía este recuerdo me tomé la molestia de llamar al reconocido diagramador Walter Ramírez, “Pelona” para que lo ubiquen más rápido y de sus palabras recojo y  comparto plenamente la siguiente expresión. “Mi experiencia en Pro & Contra fue bonita. A pesar de las rencillas y el carácter explosivo de cada uno de los que trabajábamos siempre sacábamos adelante el diario, cada quien en su labor”.

Y así es. Muchos mal genios, gramputeadas, risas y hasta lágrimas se han compartido en estos 18 años de los cuales tengo la suerte de compartir más de 10 en los avatares periodísticos.  

Por Pro & Contra han desfilado de manera esporádica por su vínculo con las actividades culturales grandes de la pluma como los maestros Eloy Jáuregui y Guillermo Giacosa. El literato Jorge Coaguila y muchos otros más han compartido sus experiencias con los que en diversos tiempos han integrado el diario.

Muchos recuerdos que seguro por los problemas que a veces genera la memoria uno se pude olvidar. Sin embargo, el mejor regalo en estos 18 años es seguir ahí, batallando contra todo y manteniendo a un público fiel en las esquinas de los puestos de periódicos y en el internet. Salud y que vengan 18 años más.

2 COMENTARIOS

  1. mal muy mal…cualquiera se acuerda de Darwin Arévalo, en la administración de la web… 🙁

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