Pase libre

Por: Roy Martín Meza Cárdenas

roymartin89@hotmail.com

Eran las 7:15 de la noche, Javier observa su recién recibido certificado de bachiller en Arquitectura,  mientras estaba  en el snack de la universidad, tomándose un café caliente en Iquitos la caliente; no satisfacía su paladar, el efecto revitalizador del brebaje era lo que le complacía, satisfacía su cerebro y por tal, tenía pensamientos más claros de lo que andaba recordando.

Y lo que andaba recordando era los distintos escenarios y personajes que integraban la obra intensa que era su vida, arte que ahora se expresaba en la forma de un cartón de bachillerato. Javier tiene 27 años, incluyendo ángeles trastornados y demonios cuerdos, aficionado al arte, las ciencias del saber, el deporte y el vacilón con gente como él; locos soñadores. Cuando uno es adolescente se está en el colegio, si se quiere llamar la atención de los amigos se hace necesario diferenciarse de los demás, es decir uno tiene que volverse “palomilla” y lo mejor es que, en la película de la vida nunca faltan ni recursos humanos, ni recursos escenográficos. El alumno para ser popular… y no hablo del chancón, hablo del chistosín chistosón… cogerá de punto al que, por rasgos físicos o conductuales particulares, se distinga del resto. O sea molestará al gordito, a la chatita, a la de los cuatro ojos, al que no pronuncia bien la “erre” y también al que no se mete su baño mañanero, entre otros. Sea como sea, si quieres ser popular por tus actos y tener gente a tu costado que apoye los mismos, se hace imprescindible ser palomilla… claro que también puedes ser el “Dexter del lonsa”, estar en el club de teatro y música o estar en la selección del cole. Pero para estar en alguna de esas actividades extraescolares se necesita voluntad y disciplina, habilidades que Javier, ahora que andaba recordando su adolescencia, no las tenía. Y no las tenía debido a que sus padres, por la medida mal necesaria impuesta por el chino en los noventa de incrementar  las horas de trabajo, se encontraban continuamente de viaje por cuestiones laborales y mientras lo pensaba ahora, también para darse sus escapadas bohemias del mundo esclavizador que les tocaba asumir. Entonces, no escuchaba muchas “felicidades” o “estoy contigo hijo, se que puedes”; las pocas clases extraacadémicas que tuvo, como inglés, fútbol, grupos de excursión no fueron motivadas por lo que asistía cortos periodos; en tal sentido, pensaba, no podía ser un adolescente promedio ya que tuvo una base de enseñanza y aprendizaje disfuncional. Javier, concluía: “no había de otra, tenía que ser palomilla”.

Javier, sentado sólo, con el muslo izquierdo sobre el otro, remueve con la cuchara la taza de su ya poco mulato café y medita en el hecho que no son las primeras enseñanzas las que determinan nuestro desenvolvimiento  en el mundo social adulto, es algo mucho más profundo. Llega a la síntesis que son nuestros defectos y el conocimiento de ellos  con secuencia de superarlos lo que determinará quiénes somos y a dónde apuntamos. Javier de adolescente era “palomilla” porque su comportamiento desencadenaba en ello.  Entendió que actuaba así por falta de orientación, no culpa a nadie ya que entiende que el contexto inesperado obligaba a que la dinámica familiar-social fluyera de tal modo; por el contrario, modificó las conductas desadaptadas por otras adecuadas. Javier piensa y se convence que su motivación fue la idea de que el ser humano llega a su expresión más hermosa mediante el sufrimiento, que son los pesares de la vida, las situaciones estresantes, enfrentarlas y sobrepasarlas lo que definirá la actitud de cada uno. Javier, así como bachiller en Arquitectura, también lidera una Organización Cultural con fines de responsabilidad social que integra a más de 80 jóvenes emprendedores y que realizan constantes eventos artísticos por toda la región. Javier se sigue diferenciándose de los demás, sin embargo, ahora a raíz del fortalecimiento de sus debilidades se distingue positivamente. Se acabó su negra, se levanta y se piensa ir pero mejor… se pide otrita más.