Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

Hoy 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer en el mundo. Una celebración que data de 1975 y que ha servido para que con el transcurrir de los años los derechos de las mujeres vayan a la par de los varones. Algo que puede hasta resultar risible porque, a decir de muchos, las mujeres han logrado ganar a los llamados machos, en varios aspectos de la vida. De labores difíciles efectuadas por varones, hasta ocupar cargos impensables tiempos atrás, como ser elegidas presidentes en varios países.

Sin embargo, ni los derechos adquiridos por las mujeres ha evitado que algunos llamados “varoncitos” terminen haciendo prevalecer la torpe fuerza para maltratar y hasta llegar los inacabables feminicidios.

Si tan solo nos tomáramos unos minutos para preguntarles a la mujeres, a las esposas, enamoradas, amas de casa, profesionales, adolescentes y niñas ya con capacidad pensante cuál es el mejor homenaje que se les puede hacer no sólo los 8 de marzo sino cada día de vida, seguro que la respuesta sería: para la violencia, así sea la de un simple grito.

Pero más allá de la torpe agresión que cometemos todos los llamados  varones y en los que me incluyo, que van desde un grito hasta atrocidades, lo que estoy seguro que las mujeres esperan y no para ellas, es vivir en una sociedad con mayor respeto entre todos. Una sociedad en que las autoridades brinden una ciudad segura, que permita a los niños, tus hijos, a nuestras esposas y mujeres en general, momentos de esparcimiento, tan necesarios en familia, sin el temor de ser asaltados o violentados en alguna forma.

Las mujeres más allá de felicitaciones, esperan que sus derechos, que son muchos, se cumplan. Que no se las siga viendo como débiles, cuando está demostrado que sus capacidades superan a la de muchos varones.

Hoy jueves 8 de marzo, debe servir,más allá de un ágape que puede ser necesario, para que las mujeres evalúen si los derechos que los asisten se cumplen en su extensión o es letra muerta. Debe servir para que los empleadores evalúen si el cumplimiento de los derechos de las mujeres se cumple o son simples papeles y disposiciones que quedan en el olvido.

Así pues, y como vienen promoviendo algunos grupos feministas, no felicites, ni regales presentes, si es que te vale nada respetar al menos uno de los varios derechos que les asiste y que se ganaron con jornadas de lucha.

A seguir bregando mujeres. Que las de talla alta, medianas y bajas, las blancas, cholas, rubias, negras, indígenas y chinas, sigan  perseverando porque se cumplan sus derechos. 

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