Trampantojo (ii)
Por Miguel Donayre Pinedo
El doble rasero de la política está a la orden del día. Lo que ha pasado en Túnez muestra las miserias de la clase política en Occidente. Mientras un país periférico está hecho a la medida de sus intereses y seguridad, la llegan a proclamar como la Atenas de la democracia en el Magreb y otra parte de África o América. Además de gozar de todos los favores y laureles, los rigores de los test de democracia se saltan con la pértiga. Por más que sea una feroz dictadura y haya presos políticos. Se mira a otro lado. Se cierran los ojos, se tapa la boca. Son mis amigos. El temor al rebrote fundamentalista religioso es el escudo para esa injustificada actitud torpe de los gobiernos, en el caso del Magreb. Pero es una añagaza, al tener a la mayoría de las personas insatisfechas a favor de una élite no se contribuye a nada. Eso es lo que ha pasado en el ajedrez del Magreb y los norteamericanos y los europeos [especialmente, los franceses] tienen una enorme responsabilidad y negligencia en las situaciones de injusticia en esos países. Es muy tarde para entonar la mea culpa.