Biutiful

Por Miguel Donayre Pinedo

La película del director mejicano González Iñárritu venía precedida del éxito como actor de Javier Bardem y de la puesta en solitario del director sin su guionista estrella de Amores Perros. En los papeles de seres marginales Bardem se crece de una manera tremenda y buena. Es un personaje que está ahí, en esa frontera de la vida. Media con los muertos (de la mitología mexicana y su relación con la muerte), estos le dicen su última palabra para sus seres queridos. Trabaja con inmigrantes con “oficios  de dudosa legalidad” como la venta de mercancía en lugares públicos, habilitando trabajo a inmigrantes chinos. Además es padre de familia de dos niños con cáncer a la próstata. Un matrimonio resquebrajado. Me gustó mucho la escenografía urbana, no es la Barcelona de lujo que nos quieren imponer propios y extraños sino la ciudad cutre, marginal, me recordaba a los ambientes de Juan Marsé. Narrativamente la película es una mezcla mal dosificada. Los mitos mexicanos circulan extraviadamente durante la película pero que no contribuyen a cerrar la historia (en ese sentido hubiera bebido una buena dosis de las novelas de Carlos Fuentes que logran ese equilibrio entre el mito y la historia racional). Debería haber cerrado. Pero amén de este comentario es una película para no perderse.