Los canallas

Por Miguel Donayre Pinedo

En Cataluña el germen xenófobo está en las venas de los nacionalistas ya sean periféricos o en los nacionalistas españolistas, me atrevo a decir que en la mayoría de las personas de esa Comunidad Autónoma, claro que hay honrosas excepciones. Son tal para cual. Los extremos se juntan y conviven. No hay día que no salga una noticia que venga de Cataluña y que no tenga un sesgo xenófobo [salvo para el fútbol o el equipo del Barcelona, ahí se hacen los locos con tanto extranjero]. En las últimas campañas electorales para obtener votos valió todo contra los extranjeros o como llaman por aquí inmigrantes con o sin papeles. Cuanto más fuerte era el discurso sus votantes se deleitaban, aplaudían a rabiar. Pobres imbéciles. Cuando el partido conservador juega con las emociones y apela a una información de dudosa veracidad, que la inmigración quita el trabajo a los españolitos de a pie [los muy torpes saben quien más sufre la crisis económica es precisamente el colectivo de extranjeros]. Ayer en la estación de autobuses de Valladolid, un letrero electoral inmenso, que todavía no había sido retirado ¿por algo será, no?, decía: Trabajo para los españoles y tres hombres con traje y corbata lo pedían. Que miserables. Luego la prensa dentro de unos días contará que los bancos españoles han hecho su agosto en América Latina, es decir, exprimiendo con los créditos a la sufrida ciudadanía de este lado del charco. Quien entiende tamaña incongruencia.