Por: Moisés Panduro Coral

Sé que hay riesgos cuando se trata de este tema. Por sí misma, la palabra “narcotráfico” trae aparejada la idea de delito para las leyes, de perdición y pudrición de por vida de jóvenes de todas las generaciones, de cerebros y corazones destruidos irreversiblemente, de contaminación implacable de las corrientes de agua, de deforestación incontrolada de los bosques, de lavado de activos en los negocios, de inversión para las campañas electorales, de fortunas fastuosas y de miserias humanas.

El narcotráfico es una industria global. Mueve montañas de dinero en las economías del mundo; genera una cadena de empleos diversos y de objetivo ilícito que van desde pilotos de avionetas hasta sembradores y cosechadores de hoja de coca, pasando por químicos, publicistas, transportistas, guardaespaldas y hasta sicarios; levanta rascacielos en varias metrópolis, ostentosas casas de campo en zonas rurales, y modernos y envidiables edificios de varios pisos en urbes provincianas; también pone los motores electorales y el combustible que las acciona, aceita -bien aceitado- los engranajes de las maquinarias mercenarias de partidos y movimientos políticos; y, más todavía, lubrica los bolsillos siempre necesitados de candidatos de diferentes colores.

Mañana estará en Iquitos, el señor Jaime Antezana, uno de los expertos peruanos en narcotráfico que hace tiempo atrás dio una nómina de congresistas que obrarían al servicio de redes del narcotráfico en el Perú. Mencionó algunos, pero no se atrevió a nombrar a todos. En Loreto, tocó por lo menos a dos de nuestros distinguidos “padres de la Patria” y después silencio total. Sin embargo, el tema volvió a estar en agenda luego de que una periodista iquiteña le preguntara quienes son los candidatos regionales que según él andarían en muy buenas migas con el narcotráfico por las campañas millonarias que ampulosa y sostenidamente exhiben desde hace varios años. Cuando toda la audiencia esperaba nombres, el especialista en narcotráfico dio sólo algunas señas; es más, se declaró amigo de uno de los dos candidatos regionales que precisamente hace gala de un derroche multimillonario en su campaña electoral.

Ahora que el señor Antezana visita Iquitos, esperemos que nos diga con nombres propios quienes son esos narcocandidatos pues hay una ciudadanía expectante que desea saber siquiera alguito de las fuentes de financiamiento de las campañas electorales que se burlan a carcajada limpia de la normatividad en vigencia. Por cierto, más allá de nombres, la percepción es que esta profusión del gasto en la campaña electoral regional y municipal de Loreto, es escandalosa e insultante. En mi lectura, esta exhibición de boato electoral tiene una relación directa con el lavado de activos proveniente no sólo de la corrupción en el gobierno regional y en municipalidades provinciales y distritales de Loreto, sino también del narcotráfico.

Alguien tiene que investigar por eso, porqué nuestra región ha pasado de tener 699 has de cultivo de coca en 2008 a tener 4,708 has en el 2012 según informes oficiales (6 veces más), y según los extraoficiales, mucho más que eso: el cuestionado presidente regional de Loreto ha dicho en noviembre de 2011 que son 40,000 has, mientras que un alto jefe policial ha señalado que son “no menos de 25,000 has”.

Las cifras pueden variar, lo concreto es que en Loreto jamás hemos sido testigos de una campaña electoral tan dispendiosa como ésta. ¡Y eso que recién empieza en forma!