COLUMNA: PIEDRA DE SOL

                                                                                         

   Por: Gerald  Rodríguez. N

Siempre nos hemos preguntado, y hasta duele el oído de tanto escuchar ¿por qué no podemos erradicar la pobreza, el narcotráfico, el crimen organizado del país?, ¿qué hace nuestro Presidente de  la Nación, nuestra justicia, nuestros congresistas, nuestros gobernadores y alcaldes? Bueno, es bien difícil responder estas preguntas, porque como van las cosas, los políticos, ni con ña pancha, no se podrán quitar la suciedad que ha tomado su imagen ante la  población por su incapacidad de gestión para dar solución a los problemas más elementales que por hoy nos amargan la  vida. Y es que si nos preguntamos ¿cómo es que llegan nuestros políticos al poder?, es justamente con dinero de proveniencia fantasma, que  muchos, ni sumando, ni restando o fusionado la división y la multiplicación, la ley de la relatividad queda chico para esta explicación, logran demostrar cómo adquirieron tanto dinero para la campaña, sin encontrar fórmulas para demostrar sus inversiones, si muchos de ellos no trabajan, ni ganan jugosos sueldo. He ahí sus contradicciones.

Pero ¿por qué el narcotráfico incursiona en la política? Por estos días si viene escuchando que el Congreso está abriendo investigaciones para ex parlamentario, y parlamentarios activos, ex presidentes regionales, y presidentes reelectos, ex alcaldes entre otros ex funcionario del Estado, por sus presuntas relaciones con el narcotráfico, y que hasta una bomba ya explotó, y que para el 2016 hasta podríamos tener nuestro narcocandidato al sillón presidencial. No creo que iremos a las urnas a marcar la “pasta básica de clorhidrato de cocaína”. Pero si el narcotráfico busca llegar no solo al congreso, a los gobiernos locales y regionales, y ahora, hasta el sillón presidencial, es que por simple razón busca  obtener el poder político del Perú para el lavado de activos.

Los síntomas de todas estas investigaciones que ahora el Congreso hace a las personas que supuestamente están vinculadas con el narcotráfico, ya se venían mostrando incoherencia en las explicaciones y sustentos de obtención de dinero y gastos de los investigados en las campañas millonarias que hacían para llegar al poder. Ni parrilladas todos los domingos, ni donativos por la web a una cuenta corriente, ni haciendo kermes todos los sábados en la esquina de local, se pudo haber recaudado tanto dinero, que algunos casos venían de los empresarios mineros y el otro lado empresarial, sino que entre ellos se pudo haber filtrado también dinero del narcotráfico, para así de esta manera tener representación gubernamental o parlamentaria, y así les puedan crear leyes que no favorezcan a la erradicación, o simplemente no decir nada, o dar narcoindultos, y dar indiferencia al tema. Estas actitudes ahora y antes han sido más que visibles.  Pero ¿qué pasaría si este outsider de los narcos lograría el sillón presidencia el 2016? Pues viviésemos una nueva política que ni Aristóteles se hubiera imaginado en su antigua Grecia, pues la “narcocracia” estaría tomando mayor forma entre la política sana, el cultivo de coca aumentaría, y lo que ahora somos el 15% de exportadores de droga que consume Norteamérica, con un narcopresidente, desde su narcosillón presidencial, ordenaría que ocupemos el primer lugar para los americanos en exportación de droga, que eso sería nuestro mejor síntoma de desarrollo.