Miss Shushupe 2012

Miss Shushupe 2012

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Esta señorita terminará siendo jefa de imagen de un burdel. O, mejor, cuando decida poner un prostíbulo, este columnista terminará contratando como jefa de imagen corporativa a esta especie de chiquivieja de la radiodifusión loretana con sus damas incluidas. La orden de las palabras no altera lo que se ha dicho. Porque esta coleguita ha demostrado que, con igual virulencia y desfachatez, hoy puede defender a unas monjitas y, mañana, a las que practican lo que se conoce eufeMÍSTIKAmente como “el oficio más antiguo del mundo”. Y está bien que haya anclado en la radio que alguna vez tuvo el evangelio como libro de estilo. Ahí es su lugar. Ahí que se quede por los siglos de los siglos, amén. Esa cabina de la radio que alguna vez programaba música clásica es el lugar ideal para ella. Desde ahí que crea que salvará a los vivos y a los muertos. Porque escucharla balbucear palabras ha sido la peor  manera de despertar. Pero, claro, la profesión obliga a escuchar de todo. Y no es única, tiene sus seguidoras que se escudan en el género cuando saben que han mandado a la mierda la defensa de las mujeres como personas, como seres humanos. Esto ha dicho nuestra Miss Shushupe:

“Amigos y amigas, a nosotras como madres abnegadas sí nos importa la niña y exigimos todo el peso de la ley a los culpables, debe caer caiga quien caiga, pero por favor, suplico y ruego que dejen de publicar las declaraciones de esta alma del señor que ha tenido la humildad de abrir su corazón, de abrir su alma a la fiscal y a la sicóloga. Les suplico, y perdonen la reiteración, que dejen de jugar con esta niña, combatamos la causa, señores y señoras, combatamos a los proxenetas, combatamos a los clientes y apliquemos todo el peso de la ley sin importar quién sea, eso lo exigimos, pero no queremos que se siga criminalizando a la niña. Por nuestro señor Jesucristo y los santos apóstoles, cómo es posible que las declaraciones de una niña no seamos capaces de protegerla, ¿en qué nos estamos convirtiendo o convertido?, Sí, en aves de rapiña o en algo peor. Desde esta tribuna de opinión libre y que aboga por la verdad, exigimos todo el peso de la ley a los culpables. No solamente para el proxeneta sino para los clientes, sea quien sea el cliente, sea médico, abogado, periodista o cura, sea lo que sea, sea presidente de los jueces, sea lo que sea, sea ingeniero o concejal, sea lo que sea. Desde nuestra honradez acrisolada, exigimos que caiga todo el peso de la ley, pero por favor, rogamos que dejen en paz a la niña y desistan de publicar sus declaraciones. Solicitamos actuar responsablemente como lo hacemos en el día a día. Sabemos que está prohibido revelar la identidad de menores de edad, está prohibido revelar las declaraciones de una menor de edad, porque en esa declaración de marras se ha revelado todo, absolutamente todo, si nosotros los medios irresponsablemente publicamos sus declaraciones otros menores de edad ya no van a confiar en las autoridades, actuemos responsablemente, dejemos en paz a esta pobre chiquilla, que ella no ha caído en manos de los cafichos porque ha querido, ha tenido causas, las causas señores hay que combatirlas desde cualquier trinchera, seis de la mañana con cincuentaicinco minutos”. Todo esto dicho con el fondo musical de José Luis Perales con el tema “que canten los niños”.

Esa voz desesperada, hipocritona, reiterativa sin pensamiento ni fundamento me ha hecho recordar a Mario Vargas Llosa y Pancho Lombardi, el primero por haber creado a la Shushupe y el segundo por haberla llevado al cine y televisión en forma excepcional. Porque desde mucho antes de la mañana de ayer, Mis Shushupe es una mezcla sin género ni número de “El sinchi” y “La Shushupe”. Dicho con todo respeto hacia los personajes novelescos extraídos de una realidad que nos quema y, por supuesto, hacia Miss Shushupe, quien ha tenido la gentileza de (de)mostrarnos en lo que ha convertido la cabina de una radio: en un burdel.

PD: Esto es ficción, cualquier parecido con la realidad es responsabilidad de ella, la realidad.