Algunos días antes de la publicación oficial por la Santa Sede, Miguel Ángel Cadenas fue informado de su nombramiento como Obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos. Había tres candidatos, cuyo legajo fue estudiado por El Vaticano. No se sabe quiénes son los otros dos. Tampoco importa mucho. En sus primeras declaraciones a la prensa de Iquitos, el Obispo Miguel, confía a Pro & Contra que le tomó de sorpresa el nombramiento. Y, como no podía ser de otra forma, ese nombramiento lo dedica a Manuel Berjón, el sacerdote que hoy mismo trabaja con él en la parroquia “La Inmaculada” de Punchana y con quien está en andanzas juveniles, protestantes y religiosas desde sus años de colegio.

También lo dedica a Héctor Moncada en Masusa, Rivelino Ricopa y Sonia Caritimari en el río Marañón. Todos ellos motivadores cristianos. Porque Cadenas está convencido que todo tiene rostro humano y desde lo humano siempre acompañó, desde 1994 allá en Santa Rita, a los amazónicos en su lucha por una vida mejor.

Pocos saben que la elección de un Obispo pasa por varios filtros. Por eso a veces la demora. En una oportunidad la Santa Sede se demoró siete años en nombrar al nuevo Obispo de Iquitos. Porque desde El Vaticano se pregunta a la gente que conocen a los candidatos y una vez analizada la información se decide quién está apto para el cargo.

Quienes conocen a Miguel Cadenas saben que la humildad acompaña su caminar. Pero no se confunda humildad con ingenuidad o debilidad. Sabe que la Iglesia tiene poder. El poder de la Iglesia se ejerce comunitariamente, dice a Pro & Contra. Y al momento añade que “no se trata de lo que uno piensa sino entre todos buscar la voluntad de Dios, el Obispo tiene que dialogar y discernir”. Vale.

Es cierto que cada época es diferente. Obispo Miguel lo sabe ¿Qué época vive la Iglesia de Iquitos? Difícil tener una respuesta clara. La vida es un constante cambio y la Iglesia no es ajena a ello. Los cambios, como su nombramiento, tiene que ser para mejor. Para mejorar la condición de vida de las personas. Finalmente, más allá de doctrinas, la vida hay que llevarla con dignidad.

Acompañaremos a la gente en la solución de sus problemas. Es una reiteración de su propia vida sacerdotal. Ya en Madrid cuando trabajaba con el padre Manolo Berjón impregnaba a sus acciones la protesta con propuesta. Si no escuchan su propuesta tiene que seguir la protesta. Sus primeras noticias de la Amazonía peruana las tuvo por el padre Pancho Codesal, Joaquín García o Nicolás Juárez, cada vez que ellos iban a Europa. Al principio, en Santa Rita, fue duro. “Con paciencia y estudio uno aprende cosas”, lanza esa frase quizás recordando las miles que tiene San Agustín. Lo primero que hará, dice, es conversar con sacerdotes, monjas, laicos, y luego, solo luego se hará la voluntad de Dios

Su opción siendo personal la hace colectiva. Como debe ser. Desde su vida personal tiene una visión colectiva de la Iglesia, y es de acompañar a la gente. “Dios quiere que vivamos con dignidad, en condiciones humanas. Deseo que la opción de la Iglesia sea de defensa de los que tienen condiciones de vida duras”. Palabra de párroco. Palabra de Obispo.

Cuando el año 94 llegó a Iquitos y se fue a Sata Rita ni siquiera imaginaba lo difícil que sería adaptarse a esa nueva etapa de su vida sacerdotal. Venía desde Madrid. Fue en Santa Rita, lo dice con todas sus letras, donde aprendió muchas cosas de la Amazonía. Vio demasiados derrames de petróleo. Con Manolo, su amigo Manuel Berjón, trabajó y acompañó a la gente en su lucha por vivir mejor, sin dañar el medio ambiente en un ambiente donde muchos le decían que esa lucha estaba perdida. El tiempo demuestra que no estaba perdida porque la gente de hoy, allá en Santa Rita y en la misma ciudad, conocen más sobre el padecimiento de esos pueblos y hacen suya la protesta.

Le pedimos que nos hable de su familia. Mi familia es muy pequeña, dice. Su padre murió hace poco, su madre, su hermana y su cuñado son todos los que tiene como descendencia en este mundo. Pero la ascendencia que tiene en la comunidad se puede comprobar al caminar junto a él por “21 de setiembre” o “Iván Vásquez Valera”, dos asentamientos humanos a cuyos pobladores acompaña en la lucha por vivir con dignidad.