Una mujer con rostro adusto y ceñudo se baja el autobús y mira a los danzantes bolivianos por una de las calles aledañas, cerca de la Estación de Atocha, me lanza una mirada como preguntándome que es esta invasión. La miro y le quito importancia a su gesto. Los bailarines andinos con trajes muy coloridos siguen el ritmo, el tiempo no acompañaba, el cielo estaba encapotado o ¿el cielo así era un buen augurio? En las aceras la gente formaba corros y veía pasar a la caravana de danzarines con altoparlantes con la música que guiaba cada pelotón que daba brincos y piruetas. Un joven enarbolaba la bandera del arco iris con clara alusión al incanato, salvo mejor interpretación. La gente miraba con cierto escepticismo y sacaba sus móviles para disparar una foto para el recuerdo. En la cabeza de la marcha había un cartel que rezaba: Nada que celebrar 12 de octubre, seguidamente decía, Castilla con los pueblos. Es muy interesante esta manifestación en la capital del Reino que se llevó un serio desencuentro con América donde pensaban encontrar cíclopes, blemios y esciápodos. Recuerdo que un joven nativo de estas tierras, progre pero muy colonizado, me dijo una vez que él no se arrepiente de nada de lo que hayan hecho sus ancestros en las Indias, él estaba libre de culpa y se fumaba un porro muy suelto de huesos – me escamó su total ignorancia de todo el proceso histórico. Aunque también hay la otra cara de la moneda, jóvenes americanos que le echan la culpa al proceso de desencuentro con España y se quedan cruzados de brazos lanzando denuestos racistas de todo calibre a su propia ciudadanía. En otro lugar de Madrid, en una parada militar, un grupo de personas izaban a rabiar banderas de España (por el tema de Cataluña) y abucheaban al actual presidente de gobierno y le decían okupa – es la prédica de la derecha (extrema y no extrema) sobre el acceso al poder del actual presidente por un medio regulado constitucionalmente como lo fue una moción de censura, pero esta no entiende de razones y argumentos. Vocifera. Grita. Arma guirigay cada que puede. A veces pienso que es la única manera que hace política cierto sector de este reino, es la bravuconada. Así ya envalentonados este sector y sus seguidores el líder del partido conservador, se vino arriba, y alegó que se sentía orgulloso que un país como España haya descubierto un continente ¿realmente lo dijo en serio?, ¿fue un gazapo a posta para estar en la boca de la gente? Lo peligroso de ese discurso del líder conservador es que hay mucha gente, con ignorancia supina, que se lo cree. Así estaban las aguas por el doce de octubre.

P.D. Nos recordaba un escritor en un taller de escritura que en esta parte de la península que de diez personas sólo dos leen libros, el resto de los ocho no se acercan a ellos ni por equivocación durante el año.

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